Y sí, el verano y el ciclo del curso escolar nos hablan ya de vacaciones, de tiempo relajado, de posibilidades de visitas, viajes, que se despliegan ante nosotros.
Pero también, en las casas salesianas, este tiempo es una oportunidad pastoral. No, no se cierra en vacaciones. Las delegaciones de pastoral de las inspectorías salesianas han coordinado y movilizado a más de 2.700 animadores y 300 salesianos para poner en marcha 150 actividades durante el período estival en las que, según las previsiones, participarán unos 15.000 niños, adolescentes y jóvenes. Hay actividades de todo tipo, en este número del Boletín Salesiano ofrecemos alguna información, destacando los campamentos, colonias urbanas y, especialmente, los campamentos del Itinerario de Educación en la Fe. En todos ellos, especialmente es estos últimos, la reflexión en grupo, los momentos de oración y formativos tienen un lugar destacado.
Jóvenes voluntarios
Me sorprende siempre, cuando hacemos este tipo de recuento, la cantidad de jóvenes animadores que dedican parte de su tiempo libre a colaborar en estas actividades. Detrás de cada una de estas propuestas hay muchas horas de programación, de preparación de instalaciones y materiales, de organización de actividades antes de cada uno de esos eventos. Y, después, las propias jornadas de desarrollo con la implicación en tiempo, esfuerzo, entrega que todo eso conlleva. La estructura de las federaciones de centros juveniles, los mismos centros, y la animación de los salesianos permiten que todo pueda llevarse a cabo.
Además, los mismos jóvenes dedican varias semanas a formarse para ser animadores, y así acuden a cursos especializados que se realizan en estos meses. Junto a ellos, un buen grupo dedica el verano, su tiempo de vacaciones, a colaborar en otros países como voluntarios en obras salesianas en contextos de más dificultad en África o América. Y cerca de 2.500 participarán en los encuentros con el Papa en la JMJ de Lisboa que se celebra la primera semana de agosto.
Esta es, también, la realidad de nuestros jóvenes. Vibran con corazón salesiano, son una riqueza de nuestras casas que no dejan escapar ninguna ocasión, aunque sea en vacaciones, para trabajar en la educación de la juventud.
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