- Lo auténtico
Hermano Sol / Hermana Luna.
Hermano lobo / Hermana oveja.
Hermanos ríos / Hermanos montes.
Amigo Javier, cada vez he despreciado más el debate doctrinario que a otros apasiona. Y quizá nos formaron para eso. Curas “Vaticano II”, deseosos de entroncar con la época como entonces, como ahora, como siempre, en que un buen sermón podía seducir a las masas.
Pero desde mis años en Cerdeña, como confesor y como cura de refresco, me hice adicto al fulanismo, pues llevo dentro un reportero del corazón y me despojé de mitomanías convencionales, con la cita de prohombres siempre en la boca. Pero “don Franches –me observaba Don De Rosa, párroco de Nulvi y de Castelsardo– tiene usted que aprender a volar de otra manera, más alerta”.
Y mi cabeza caía bajo la inmensa hoz del silencio en las parroquias de Pérfugas, Martis, Lanusei, Nulvi, Castelsardo, Porto Cervo…
– Quizá los sardos apreciamos mejor algunas cosas diminutas que amamos y todavía nos pertenecen; el último paseo o baño antes de cenar, el “ferragosto” familiar, mirar sin prisa el campo, el mar, la montaña, la lectura a la sombra, lanzar risas a la atmósfera; momentos esos que permiten que la vida no sea por un rato fingir ni ceder.
Aquí va a encontrar lo auténtico.
Auténtico el pan curasau y el vino vernaccia.
Auténtico el queso pecorino y la miel amarga manuka.
Auténticas las amistades y las enemistades.
Auténticos los rencores y las envidias.
Auténticos son nuestros bandidos.
Auténticas son nuestras mujeres.
Auténticas nuestras tradiciones y costumbres.
Auténtica nuestra lengua y propia.
Auténtico nuestro nacionalismo y propio.
Nacionalismo integrador;
Hermano Sol / Hermana Luna.
Hermano Aragón / Hermana Génova.
Hermana Italia / Hermana España.
Somos “piedras de río, Don Franches”.
Siempre alerta, siempre más alerta y distinta.
Es mucha y distinta el agua que nos pasa por encima.
Es mucha y distinta el agua que corre y corre hacia el mar.
- Confesonario
Pasaba horas y horas
en el confesonario.
Lo mismo en Nulvi que en Pérfugas.
Lo mismo en Castelsardo que en Martis.
Mi madre me decía:
“Cuanto más uno se arriesga,
más fuerte se hace”.
Me arriesgaba cada día.
Me arriesgaba todos los días.
– Yo, padre, soy “natalino”.
No me confieso desde Natale (Navidad).
– Yo, padre, soy “pasqualino”.
No me confieso desde Pasqua.
– Yo, padre, desde hace ocho o diez “Natales”.
– Yo, padre, pertenezco al Partido Comunista,
pero es por necesidad,
sino no me contrataban.
– Yo, padre, pertenezco al Sindicato Comunista,
porque de otro modo
no logro tener trabajo.
Los sardos para encontrar de nuevo su sitio
en la iglesia y en su fe católica
requerían hacer estos quiebros de Abeja Maya:
“En un país multicolor…”, ¿recuerdas?
La paz de conciencia sólo es útil,
jabonosa y potable
en una iglesia madura.
Sólo así se podían fiar de ella
y los curas sardos estaban en la onda.
De situación de conflicto
a una paz del corazón,
solo cambia la bandera que le pongas
con tu arrepentimiento:
Dios es misericordia. Es la misericordia.
Por eso convenía leer bien,
lo que exigía cada tiempo.
Mi lugar de lectura intensa
fue el confesonario,
donde entonces acudían en tropel.
- Atados y apretados
– “Don Franches”, Tonuccio se muere.
– Michelino, tráete todo de la sacristía, porfa.
– Yo voy directo a su casa.
La ansiedad general ante la muerte
es una de las fuerzas más potentes
de la vida.
Hay que ser rápido
en las decisiones que importan.
Subo las escaleras al segundo piso.
Me acompaña Alma, su esposa.
Un cuadro de la Virgen del Pilar
preside la espaciosa habitación.
– Se la trajo de la guerra de España,
de la Batalla del Ebro.
Ella vive entre nosotros
y aprieta nuestros días.
Me quedo perplejo, aturdido.
Aprieta, tomká, del hebreo,
es un verbo asociado a las cuerdas,
a los lazos,
es un versículo de los Proverbios (Prov 5, 22);
Y no se trata de una caricia, no no no,
sino de la más exultante presión
que una persona de fe puede experimentar
dentro de sí.
“Me aprieta tu derecha”.
¿Acaso hemos encontrado jamás una expresión tan fuerte?
Tonuccio y Alma lo alcanzaron por su fidelidad.
Así sobrevivieron durante mucho tiempo,
en los campos, los desiertos, los huertos,
resistiendo a las injustas costumbres de los amos,
que los llevaban “atados”, apretados al trabajo
en plena Unión Europea, oye.
Tonuccio Tedde se había hecho cuerpo
en la guerra “incivil” de España,
se había disuelto después
en el paisaje desolado de Cerdeña
haciendo que viva tan solo su anhelo,
su ansia física de Dios,
su abrazo fuerte, áspero,
feliz en el interior de su carne.
Fue mi primera extremaunción,
asistido por Alma, su mujer,
y Michelino Possadino, mi amigo,
febrilmente entregado.
- La Asunción
Santa María de la Asunción de Nulvi,
Santa María de la Candelaria de Martis,
Santa María del Mar, de Bosa,
Santa María de los Ángeles, de Pérfugas,
Santa María de los Pescadores, de Castelsardo.
¿Aún tenéis dudas
dudas alrededor del dogma de la Asunción
dudas alrededor de una verdad fulminante
proclamada en 1950 por Pío XII:
“María, cumplido el curso de su vida terrestre,
fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”?
Cada día de dudas
es un crimen contra la fe católica,
es un bofetón contra los más frágiles,
es un agravio contra la Madre de Dios.
Conocemos las duras palabras de Nuestro Señor,
cuando un día le avisaron de la visita de su madre,
y de sus hermanos.
– ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? –dijo.
– Estos son mi madre y mis hermanos.
Y señalando con la mano a sus discípulos, decía:
“El que cumple la voluntad de mi padre, que está en los cielos,
ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12, 48-50).
También nuestra Señora sabe callar.
Y callará y sufrirá aquella forma de negación:
“¿Quién es mi madre?”.
Su madre es la que permanece a su lado,
cuando los más fieles discípulos se dispersan:
– Quizá se saben más eclipsados,
quizá se saben más perdedores,
quizá sólo son ya pequeñísimo bastón de apoyo,
en vez de la mitad del timón de mando
la que está al pie de su agonía,
obligada, por amor, a asistir
y a sobrevivir
al suplicio de un hijo condenado
a muerte.
Así, mientras el piadoso pueblo sardo,
sigue “viendo” como María sube y sube y sube
hacia el espacio hasta perderse en las estrellas,
el sentir común de los cristianos
insiste en la “perfecta convivencia”
de esta “Asunción total”
“fruto de la acción salvadora de Dios” (Pío XII).
Cualquier otra interpretación es puro chalaneo.
Muy buen post, ¡seguid con este trabajo!