Hace poco escuché la entrevista que Mara Torres, en la sección del Gatopardo, (en el programa El Faro de la SER) le hacía al escritor Juan Gómez-Jurado. No es la primera vez que el escritor habla de su infancia. Fue abandonado al nacer en la maternidad y adoptado por una familia. “Ese agujero es inllenable y además lo percibes desde muy niño. Es una realidad que tú tienes. Siempre vas a tener la sensación de que nunca vas a ser suficiente”, confesaba.
Es un sentimiento tremendo. Por mucho amor que recibas, nunca acabará de colmarse ese vacío y por mucho que te esfuerces, sientes que no eres suficiente, porque no fuiste suficiente para alguien.
Este mes de febrero la Casa Don Bosco de Valencia, de la fundación FISAT, ha cumplido 18 años. Este recurso es una residencia de acogida para niñas, niños y adolescentes que por diferentes circunstancias la Administración ha asumido su tutela.
¿Cuántos chicos y chicas sentirán que no son “suficiente”?
Acompañar desde el cariño, siendo familia; crear un hogar que sientan que es suyo, darles la oportunidad de que vivan una infancia como niñas y niños, me parece un trabajo encomiable y poco reconocido.
Ojalá, esos niños y niñas que pueden haber sentido que no son suficiente, sepan algún día que lo han sido todo para quienes les cuidaron en esa casa de Don Bosco.
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