Perdona que me ponga en modo pesimista pero este 1 de Mayo me cuesta ver el lado bueno del mercado laboral. Con datos en la mano es cierto que ha habido avances significativos, pero a la vez insignificantes para cuadrar la imagen de un empleo a la altura de un nivel de vida insostenible, ya sabes: alquiler, luz, cesta de la compra…
Pero bueno, es como todo. Depende de por dónde te muevas verás el vaso lleno, medio lleno, casi vacío o tendrás sed desde principios de mes. Esta última es la realidad para muchas personas y obviarla perjudica al conjunto de la sociedad. Hasta que no seamos capaces de entenderlo nos seguiremos ahogando en la miseria, para unos económica y para otros en esa en la que te sume la falta de empatía.
Desde las Plataformas Sociales Salesianas se ha lanzado la campaña del Día del Trabajo “¿Es lo que hay?” para reflexionar sobre la precariedad del empleo y la falta de oportunidades, especialmente para la juventud. Y sí, la forma interrogativa es importante en este lema porque lo que hay no es lo que debería ser, y eliminar ese interrogante de la frase implica conformismo.
¿Cuántas veces hemos escuchado “Es lo que hay” en referencia a un trabajo inestable, precario, abusivo? Pero también para un alquiler indecente en un piso más indecente todavía. Pues ya está bien, en lo laboral y en cualquier otra parcela de la vida no nos debemos conformar con lo que hay, si lo que hay va contra los derechos de las personas.
Te toque o no hay que tomar partido, de una forma o de otra, para que las cosas cambien si las situaciones son injustas. Existen muchas maneras de comprometerse, pero el primer paso siempre es el mismo: abrir la mirada para verlo, aunque tu vaso se desborde.
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