Generación DAN

El Rincón de Mamá Margarita

12 diciembre 2024

Begoña Rodríguez

Begoña Rodríguez

Dos cosas se repiten últimamente en mi vida: la primera es que casi a diario una persona me pregunte por una calle o un lugar mientras voy caminando; y la segunda encontrarme con alguien que está enfadado con la vida.

En el primer caso me digo a mí misma que inspiraré confianza o que simplemente hay mucha gente perdida, pero en el segundo me observo en diferentes lugares escuchando amargas quejas que me hacen pensar: ¿Qué nos está pasando?

Perdidos o enfadados es cierto que tras la pandemia, de la que muchos decían que íbamos a salir mejores, yo veo todavía mucha crispación. Nos molestan cosas que si reflexionamos un poco resultan no tener relevancia o consumimos como si no hubiera un mañana ¿por si nos vuelven a encerrar? Como siempre le pasa al ser humano quiere controlarlo todo y asegurarse su parcela de felicidad no vaya a ser que alguien venga y se coma un trozo de mi pastel. Lo malo es que si no andas atento te ves contagiado de mal humor, de críticas, de juicios, de malestar general, como cuando tienes un catarro. Y no hay medicina que funcione bien contra el egoísmo y la autosuficiencia.

Entonces, me alejo un poco del mundo de la crispación, tomo distancia y hago silencio porque es ahí donde conectamos con el Dios de la esperanza, el Cristo que volverá a nacer. Y al regresar al mundo que me ha tocado vivir me encuentro con muchísimos jóvenes que demuestran que ni están perdidos ni enfadados cuando ves que se les mueve el corazón para ayudar a quitar barro. No les preocupa encontrar el nombre de la calle o del pueblo, alguien les guiará, ni tampoco se quejarán de la ropa sucia, del frío o de que llegará el lunes. Les guía una estrella que, como en tiempos de Jesús, anunciaba la salvación a todos los hombres. Como pastores con su regalo de solidaridad van a hacer de su corazón una posada donde otros puedan descansar. Un pesebre que sea refugio y dé calor para que nazca el Amor.

¿Cómo vamos a nombrar a esta generación que se ha volcado con Valencia? A ver si por una vez le ponemos un nombre positivo a todo este gran movimiento de jóvenes que hacen bien desde el anonimato con una sonrisa en el rostro y las manos agrietadas de quitar barro. Como están allí por la DANA y lo único que han hecho es dar y volver a dar podríamos llamarles Generación DAN. ¿Qué os parece?

¡Feliz Adviento!

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