Doctor Google

Aprendiendo a Vivir

12 diciembre 2024

Jota Llorente

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¿Alguna vez has usado internet para buscar respuestas a tu estado de salud?

Hace unos años, la televisión y las revistas de divulgación general ofrecían consejos de salud sencillos y confiables, y algunos periódicos incluso contribuían a la prevención o diagnóstico temprano de enfermedades con noticias y consejos. Sin embargo, con la llegada de Internet, ha cambiado la forma en que buscamos información médica. Según el IV Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, el 52,1% de los españoles usa Internet, redes sociales y hasta inteligencia artificial para obtener datos sobre posibles enfermedades.

Si bien puede ser útil si se usa con prudencia, se vuelve preocupante cuando lleva al autodiagnóstico, llegando a empeorar los síntomas o provocando ansiedad. En el caso de adolescentes y jóvenes, la situación es más delicada, en internet están sus iguales y el lugar donde acceden a toda la información que necesitan. Cuando están enfermos: en lugar de consultar a un profesional, recurren a «doctor Google» y a plataformas digitales, donde no toda la información que hay o es veraz o concuerda con sus síntomas. Este fenómeno, conocido como «cibercondría», se da cuando los jóvenes prefieren Internet antes que un médico, y los riesgos incluyen diagnósticos erróneos, ansiedad creciente y una percepción distorsionada de la salud.

Un factor agravante es el efecto Barnum que ocurre cuando las personas interpretan afirmaciones generales como si fueran exclusivas para ellos. En el ámbito de la salud, esto se traduce en que, al leer sobre una enfermedad, los adolescentes pueden creer que padecen esa dolencia con solo identificar un síntoma en común, reforzando su creencia sin la orientación de un profesional. Esto puede llevar a:

  • Diagnóstico erróneo: una interpretación inexacta de los síntomas, haciendo que los adolescentes asuman que padecen una enfermedad solo por reflejarse en testimonios similares.
  • Ansiedad y estrés: La búsqueda constante puede derivar en un incremento de la ansiedad, ya que cada búsqueda refuerza la idea de estar enfermo, afectando la vida cotidiana y promoviendo la autoobservación excesiva.
  • Hipocondría: El acceso fácil a contenidos sobre enfermedades puede fomentar una hipervigilancia que lleve a más búsquedas, aumentando la preocupación por condiciones de salud inexistentes.

Hablamos de nuestros jóvenes, pero nadie está a salvo. Reflexionar sobre estas cosas de vez en cuando puede ayudarnos a mejorar nuestra relación con la tecnología. Mi recomendación es que usemos Internet solo para aclarar dudas menores, siempre en fuentes confiables y recordando que ningún contenido digital reemplaza la consulta médica. Es clave mantener una actitud crítica ante la información, identificar las fuentes detrás de cada contenido y evitar cualquier decisión sin consultar con un profesional, sobre todo si conlleva el uso de medicación.

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