La resiliencia es la entereza más allá de la resistencia. Es la capacidad de afrontar la adversidad y salir fortalecido.
“Resistiré” es una de las canciones abanderadas en esta época de pandemia en la que vivimos, podría serlo también de la resiliencia:
“Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie…”
Como dice la canción, podríamos comparar la resiliencia con un junco que se tensa, que se dobla, pero que vuelve a su forma una vez cesan las inclemencias del viento. Y aún siendo más fuerte.
En mayor o en menor medida, todos tenemos motivos para practicar la resiliencia. Vivimos en un momento idóneo para ayudar a nuestros peques a ser más resilientes, desde aspectos triviales como tener “paciencia” con el uso prolongado de la mascarilla o aceptar no celebrar un cumpleaños con sus familiares o amigos, a otras más complejas como situaciones de enfermedad, de pérdida o de adversidad económica.
Hasta hace 9 meses, si escuchábamos hablar de pandemia o epidemias, automáticamente las relacionábamos con ambientes de pobreza o de desastres sanitarios del pasado. Estamos siendo protagonistas de un momento histórico pero no olvidemos lo afortunados que somos en comparación con otros azotes epidemiológicos de la historia. Y es justo gracias a esa resiliencia, esa capacidad para vencer a la adversidad y salir fortalecido, lo que nos permite que hoy tengamos muchas más herramientas y posibilidades para resistir y superar esta situación.
Sigamos “el camino de baldosas amarillas” que puede proporcionarnos la resiliencia. Recorrámoslo juntos con determinación, con la seguridad de que lo conseguiremos y saldremos reforzados, con la convicción de que, como mínimo, nuestras prioridades se han vuelto a encauzar.
“Follow the yellow brick road» Película El Mago de Oz (1939)
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