¿Mandar o pedir? That is the question

Aprendiendo a Vivir

16 octubre 2025

Irune López

l

¿No nos entienden o no formulamos correctamente lo que queremos expresar?

El otro día hablaba con una madre que me decía que se estaba empezando a preocupar, que le mandaba hacer cosas a su hijo y ni caso. Yo le pregunté: Ponme un ejemplo. Y lo entendí. En casa, a veces nos sorprendemos diciendo cosas como: “¿Quieres irte a la ducha, por favor?” cuando en realidad lo que queremos decir es: “Venga. Tienes que irte a la ducha ahora mismo”. Y claro, luego nos frustramos porque nuestros hijos nos miran con cara de “Pues si me estás preguntando, yo elijo ¿no?”. Ahí está la clave: muchas veces no tenemos claro si estamos mandando “mandando” o pidiendo “pidiendo”, y nuestros hijos lo captan al vuelo.

Mandar, cuando toca, no es malo. Los niños, y no tan niños, necesitan límites; necesitan saber qué se espera de ellos y qué no es negociable. No se trata de ser autoritarios, sino de ser claros y ofrecer seguridad. Si decimos “Es hora de cenar” con firmeza y claridad, estamos mandando-mandando. Si decimos “Fulanito ¿Vienes a cenar?” cuando en realidad la cena está en la mesa y todos tienen que sentarse, estamos en un terreno confuso.

Pedir, mandar…

Lo mismo pasa al revés: a veces creemos que estamos pidiendo-pidiendo, pero en el fondo vamos con tono de orden. “¿Me puedes ayudar a recoger los platos, ya?” suena más a orden disfrazada que a verdadera petición. Y claro, nuestros hijos sienten la incoherencia: no saben si tienen derecho a decir que no o si es obligatorio, o… Ese baile entre mandar-pidiendo y pedir-mandando genera tensión, porque el mensaje no es claro.

Y ojo, que esto no pasa solo con los hijos. En la vida adulta también nos trae líos: en el trabajo, cuando disfrazamos una orden de pregunta amable o necesitamos algo y en lugar de pedirlo… Con amigos o familiares, cuando no nos atrevemos a ser claros y luego nos sentimos heridos porque “no hicieron lo que esperábamos” … e incluso con nuestra pareja…

Mandar-mandando

Mandar–Pidiendo

Pedir-pidiendo

Pedir-mandando

Y es que la clave está en distinguir.

Cuando mandamos, mandemos con cariño, pero sin disfrazarlo. Cuando necesitemos algo, pidamos de verdad, dejando abierta la libertad del otro. Si aprendemos a hacerlo en casa, nuestros hijos crecerán entendiendo la diferencia, y todos viviremos con menos frustraciones. Porque al final, educar también es eso: aprender y enseñar a hablar claro, con amor y coherencia.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

También te puede interesar…

Comer y mirar

Comer y mirar

Necesitamos ayunar de este atracón para poder mirar y escuchar, para aprender a callar y contemplar, para desinflar nuestro yo y abrirnos a los demás y a Dios.

Scroll infinito

Scroll infinito

El “scroll infinito” es una técnica de diseño que carga contenido de forma continua mientras el usuario se desplaza, eliminando la necesidad de hacer clic en botones de “siguiente página” y manteniendo al usuario inmerso por más tiempo.