Estos artículos mencionan algunos hechos recientes:
- El interés por la vocación religiosa en la película Los domingos, de la directora vasca Alauda Ruiz de Azúa, película con interpretaciones muy diversas, incluso opuestas. Esto último es señal de la gran calidad de un guion profundo y equilibrado.
- El nuevo disco de Rosalía, Lux, con su llamativa portada, en la que viste con toca de monja. A propósito del disco, Rosalía ha manifestado lo siguiente: “Dios es el único que puede llenar los espacios si tú tienes la predisposición, la actitud y la manera de abrirte para que eso pueda pasar” (La Vanguardia, 17 de octubre de 2025, recogiendo una entrevista a la cantante).
- Los conciertos multitudinarios de Hakuna y otros eventos religiosos.
- Un ligero cambio de tendencia en las encuestas sobre religiosidad juvenil, que parece interrumpir el continuo descenso de las últimas tres décadas.
- Los miles de adultos bautizados cada año en un país tan secularizado como es Francia.
Llama la atención que el mismísimo presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, se haya referido recientemente con detención al disco y declaraciones de Rosalía. Por su parte, demuestra un interés positivo por escuchar a los personajes que marcan hoy las grandes tendencias socio-culturales, que no son desde luego filósofos, teólogos ni sociólogos, sino perfiles como el de la cantante catalana.
Yo no creo (ni nadie) que se vayan a llenar de jóvenes las iglesias españolas ni los noviciados y seminarios. Más bien estoy de acuerdo con el filósofo católico canadiense Charles Taylor: en la cultura actual hay búsquedas muy diversas de espiritualidad, porque el ser humano necesita dar un sentido a su vida y muchos se van dando cuenta de que hace falta para ello un sentido de trascendencia. Es una oportunidad para ofrecer una fe cristiana atractiva y llena de “vida en abundancia” (Jn 10,10).
Y estoy de acuerdo también con el teólogo checo Tomas Halík, citado por el Rector Mayor de los Salesianos, Fabio Attard, nada menos que en el discurso final del Capítulo General 29: ante esta búsqueda de espiritualidad, que también implica a muchos jóvenes, “es necesario que la iglesia instituya centros espirituales, lugares de adoración y contemplación, pero también de encuentro y diálogo donde sea posible compartir la experiencia de la fe”. He aquí un interesante desafío pastoral para los próximos años. ¿Estaremos a la altura?




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