
Inmaculada Pérez
El otro día me llegaba una reflexión que se titulaba: ¿Felices fiestas o Feliz Navidad? Y acababa diciendo: “Feliz Navidad, porque Dios sigue naciendo donde encuentra un corazón dispuesto. Feliz Navidad, porque nuestras raíces no son un obstáculo, sino un regalo. Feliz Navidad, porque renunciar a nuestro origen sería perder parte de lo que somos.”
Cómo me toca escribir el día de Navidad me parecía interesante compartir con vosotros esta ultima parte y felicitaros en esta fiesta tan entrañable.
Se acercan días muy bonitos para todos, en los que la presencia de María, como eslabón que hilvana nuestros recuerdos e ilumina nuestro día a día, nos ayudara a revisar nuestro camino de fe. Es tiempo de recoger los frutos, muchos o pocos de este año que acaba, tiempo de agradecer la cosecha, la que se ve y la que no se ve; los frutos misteriosos que sólo Dios conoce de lo que vamos sembrando.
Os propongo tres palabras para comenzar el nuevo año:
- Agradecimiento porque junto a María Dios nos ha considerado dignos de trabajar por su Reino.
- Misericordia para que siempre estemos dispuestos a perdonar y pedir perdón, acogiendo la Misericordia de Dios y siendo portadores de Ella.
- Esperanza es la que nos debe acompañar siempre para hacer que todo sea posible.
Vivimos tiempos difíciles, hoy más que nunca es necesario que seamos fieles a valores como son: la caridad, la fraternidad, la unión y el servicio al bien común. Que todos y todass realicemos un esfuerzo en este sentido, y en torno a la Madre hagamos de esta tarea uno de nuestros objetivos.
En nuestra familia salesiana tenemos dos modelos magníficos de esperanza: La Virgen nuestra Auxiliadora y Mama Margarita, ella enseño a Juanito Bosco a saludarla tres veces al día…. Y es que nadie mejor que María sabe de esperas y de de esperanzas, decir su nombre bajito con su rostro en las pupilas hace llegar el alivio, cierran antes las heridas y ponerse frente a Ella con su mirada bendita otorga fe y confianza a aquel que la necesita, caminar junto a la Virgen como una vela prendida es la cuenta del rosario que regenta nuestra vida.
Aprovecho para felicitar y hacer extensivo también a vuestras familias mis mejores deseos de paz, salud y felicidad para el nuevo año. Que la Esperanza y la Alegría virtudes tan salesianas y curiosamente junto a la Auxiliadora las advocaciones marianas de mi Casa de Algeciras os acompañen siempre.













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