¿Te acuerdas del vuelve, a casa vuelve…? Es imposible no decir esa frase sin tararear la cancioncilla de aquel anuncio de turrones. Llega este tiempo y nos envuelve la nostalgia. Miramos asombrados la realidad y nos preguntamos cuándo habríamos pensado vivir una situación como esta, distanciándonos unos de otros, cubriéndonos con una mascarilla, reprimiendo besos y abrazos. Y en medio de todo esto, llega la Navidad que, dicen algunos, parece estar en peligro.
Durante las cuatro semanas previas a la Navidad, tenemos la ocasión de prepararnos a ella viviendo con profundidad el Adviento, días para fortalecer la virtud de la Esperanza. Como en aquel anuncio de nuestra infancia, la Navidad es tiempo para volver. Así pues:
Vuelve a valorar las cosas esenciales. Un aprendizaje común que estamos experimentando durante la pandemia es que debemos darnos cuenta de qué es lo verdaderamente importante, qué es accesorio o secundario. Hemos echado de menos pasar tiempo con familiares y amigos, poder abrazarnos, sentir una caricia…
Vuelve a tu familia y a tus amigos. Tal vez no podamos desplazarnos, o reunirnos como otros años. Pero es un consuelo saber que están ahí. Y como es algo esencial el cuidarnos, vamos a hacer el esfuerzo, probablemente en la distancia, para estar junto a ellos. Mensajes, videollamadas, felicitaciones, serán buenos canales para seguir cultivando los lazos que nos unen siendo conscientes de que lo importante es que los sintamos a nuestro lado, que ellos nos sientan cercanos. Es el momento de llenar las distancias de afecto.
La raíz de lo que celebramos
Vuelve a descubrir el motivo que está en la raíz de lo que celebramos en estos días. Bien sabemos los creyentes que la Navidad nos habla del empeño de un Dios que quiere hacerse uno de nosotros, para mostrarnos su amor, para llenar de ternura nuestra vida. Y bienvenido sea todo aquello, externo, que nos ayuda a celebrar esta fiesta. Pero no es lo importante. Decoraciones, adornos, regalos, comidas familiares nos ayudan a socializar un sentimiento común en estos días. Nos ayudan a poner carne a sentimientos profundos –poder tocarlos–, que nos hablan de bondad, cariño, generosidad, cercanía, inocencia… Y pueden faltar algunos de estos elementos, este año será distinto, pero lo que da sentido a todo eso no desaparecerá, es más, puede esta ser una buena ocasión para ser más conscientes de ello.
Vuelve a Belén. Cada año, en realidad, este es el camino que estamos invitados a recorrer en Navidad. Esto es, un camino de fe para encontrarnos, y ahí radica el verdadero sentido, con el misterio de la Encarnación. Allí reconocemos a un Dios que quiere nacer en nuestra vida, que nos pide permiso, con las armas de la ternura, para entrar en ella. Para escuchar, como decía el Papa, un grito: “Humanidad, Dios te ama, se hizo hombre por ti, ¡ya no estás sola!”.
Javier Valiente es director del Boletín Salesiano
Foto autor: @overon_news
Fuente: Boletín Salesiano-Diciembre 2020
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