No, no es que hayamos perdido la esperanza, eh. Lo que pasa es que parece que cada vez es más complicado vivir con ella.
La esperanza está construida con una buena dosis de confianza, algo de expectación, varias partes de ilusión y todo mezclado con optimismo. Precisamente son ingredientes que, en el tiempo que vivimos, parece que no encontramos. Ingredientes que, mirando a nuestro alrededor, se han vuelto tan exóticos y raros que hacen muy difícil cocinar unas generosas raciones de esperanza.
Para los cristianos, además, la esperanza es una virtud teologal, referida a Dios en quien encuentra su fuente. Juan Pablo I decía que esta virtud nace de la confianza en tres verdades: “Dios es todopoderoso, Dios me ama inmensamente, Dios es fiel a las promesas”. Y sí, a pesar de las noticias que parece que solo reflejan lo peor del ser humano, o de las crisis y de la crispación; a pesar de que descubrimos en nosotros mismos comportamientos y actitudes que no nos gustan; a pesar de todo eso, es posible vivir con esperanza porque confiamos en Aquel que se ha comprometido con nosotros en “hacer todo nuevo”.
Este mes de diciembre, los cristianos estamos invitados a vivir en profundidad dos tiempos litúrgicos que rezuman esperanza, el Adviento y la Navidad. Y se tiene que notar, en nuestros ratos de silencio e intimidad con Dios, en los adornos de nuestras casas, en los momentos de fiesta y encuentro con familia y amigos, que somos hombres y mujeres de esperanza.
Especialistas en la esperanza
Pero nuestra esperanza no es para quedarnos de brazos cruzados. Hay que ponerse manos a la obra, para ir haciendo realidad ya aquí, en nuestro mundo, aquello que esperamos. Así fue como Don Bosco construyó, a golpe de patio, escuela, casa e iglesia, la esperanza de miles de jóvenes que la habían perdido.
Y en eso sigue la Familia Salesiana, comprometida, en todo el mundo, en construir cada día la esperanza de miles de jóvenes, de familias. Es tiempo de alegrarnos pues, si prestamos atención a nuestro alrededor, descubrimos tantos motivos para ser optimistas, tantas buenas noticias que nos hablan de que es posible vivir de otra manera. Mirad las noticias que os contamos en las páginas siguientes como esas semillas de esperanza que plantamos entre todos.
Así que, volvamos a recuperar la esperanza.
Fuente: Boletín Salesiano
El optimismo se basa en razones. Uno es optimista porque…
Pero la esperanza existe «a pesar de». Nada tiene que ver con el examen de la realidad, y las expectativas.
La Esperanza se basa en la convicción que Dios es el Señor de la historia, a pesar de todas las apariencias. Por eso, quienes confían en el Señor, no se sienten defraudados…. A pesar de los pesares.
Gracias por el artículo.