Ban Kin Moon retrataba de manera clara: “Nos enfrentamos a la mayor crisis de refugiados y desplazamientos de nuestro tiempo. Y, sobre todo, esta no es solamente una crisis de números, es también una crisis de solidaridad”.
Los refugiados son una marea de gente que busca un lugar de paz. En Lampedusa resumió en una frase: “Solo me viene la palabra vergüenza, es una vergüenza”, frente al drama, la muerte, el abandono de una sociedad hacia personas que deben huir de sus países. En Uganda, los Salesianos han decidido abrir una nueva presencia: “Palabek”. Es el nuevo destino de los hijos de Don Bosco.
Uganda: una historia de sufrimiento y de respuesta
En el film sobre el dictador de Uganda Idi Amin y el dirigente más sangriento de África, se presenta el diálogo con el joven escocés, después de que este se percatara del horror del régimen. “Esto es África. No puedes esperar otra cosa”, responde el dictador. Han pasado muchos años y la vida sigue casi igual.
En una carta a los Salesianos del mundo, don Ángel Fernández Artime escribió: “Nos siguen esperando los adolescentes y jóvenes, y entre ellos los más pobres, abandonados y en peligro. Nos esperan en las misiones Amazónicas y Andinas de América Latina… nos esperan en las fronteras entre países, y en los campos de refugiados como en Uganda…”.
“Los centros de refugiados son campos de concentración”, ha dicho categóricamente y sin miramientos el papa Francisco. Y aunque haya tenido un sinfín de críticas es una verdad que no se puede olvidar. “Es verdad que los comentarios de Francisco sobre los campamentos de refugiados son impactantes, pero su objetivo es sacudir al mundo, y a cada uno de nosotros…”, escribía don Eden Golstein.
Uganda una frontera nueva, apasionante y profética
Los Salesianos como en muchas oportunidades han abierto una nueva esperanza. “Esta presencia es una nueva frontera de la Congregación, que nos hace percibir la frescura de los inicios del Oratorio. Tendrá estructuras simples, capaces de adaptarse continuamente a las necesidades de los jóvenes refugiados. Exigirá de parte de los hijos de Don Bosco un cuidado salesiano, lo que se convertirá en una profecía, en una presencia amigable, educativa y evangelizadora entre los últimos”, manifestó don Martín Lasarte, del Dicasterio de Misiones.
El sábado 3 de febrero de 2018 se abrió oficialmente la Comunidad Salesiana en el campo de refugiados de Palabek (Uganda). Una nueva comunidad formada por Salesianos sacerdotes que han decido dar sus vidas a los más pobres: Lazar Arasu, Reddy Papi Gade, Ubaldino Andrade y Albert Canisius.
En el campo de refugiados son los Salesianos quienes permanecen en medio de la gente, en un lugar donde la mayoría de la población está formada por mujeres, niños y jóvenes.
Abre nuestros ojos y nuestros oídos
“Señor, abre nuestros ojos –rezaba Teresa de Calcuta- que te reconozcamos en nuestros hermanos y hermanas. Señor, abre nuestros oídos, que escuchemos las llamadas de aquellos que tienen hambre. De los que tienen frío, de los que tienen miedo, y miedo a la opresión”.
“Te pedimos por todos los hombres, mujeres y niños que han muerto después de haber dejado su tierra, buscando una vida mejor –rezaba el papa Francisco–. Aunque muchas de sus tumbas no tienen nombre, para ti cada uno es conocido, amado y predilecto. Que jamás los olvidemos, sino que honremos su sacrificio con obras más que con palabras. Te confiamos a quienes han realizado este viaje, afrontando el miedo, la incertidumbre y la humillación, para alcanzar un lugar de seguridad y de esperanza”.
Más información en: www.boletin-salesiano.com
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