El dios de los donnadie

2 marzo 2022

Fulano, mengano, zutano, perengano en español son formas coloquiales para referirse a una persona cuyo nombre no se conoce o no se quiere dar a conocer. Me impresionó mucho la película John Doe (Juan Nadie) de 1941, dirigida y producida por Frank Capra, y con Gary Cooper y Barbara Stanwyck como actores principales. La película versa sobre un vagabundo que se convierte en una primera figura de opinión (hoy diríamos influencer) mediante los manejos de una joven periodista y un empresario con ambiciones políticas. La película, en la que se hacen presentes reflexiones sobre la sociedad, la política, los medios de comunicación y las trampas de los sistemas políticos, fue todo un éxito comercial. Retrata a los donnadies de una sociedad, como son la mayoría y cómo pueden influir en ella.

Todos los viernes participo en una de las actividades del centro juvenil de la parroquia del Sagrado Corazón en vía Marsala junto a la Estación de Términi en Roma. La actividad se llama Banca dei Talenti (pues compartimos nuestras habilidades). Preparamos algo de cenar (paninis de queso, pasta caliente, té caliente, dulces…) para compartir con los sintecho que hay en abundancia en la estación de Roma y sus cercanías. En el autobús que tomé me fijaba en las personas que lo cogían. Todas anónimas para mí. Iba solo y no conocía a ningunas. Fijando un poco mi atención pude ver…

Una señora de mediana edad me dio una lección ofreciendo el sitio a un señor minusválido de las extremidades y llevaba un bastón trípode, que yo creí un caballete de pintor.

Otra muchacha joven que corriendo casi perdió el bus, no sin antes de subir tirar algo a la papelera.

Un joven de color que cedió su sitio a una señora mayor algo encogida.

Una muchacha joven que con una amplia sonrisa cedió su sitio a un hombre joven de color que llevaba un niño en los brazos.

A mí, que iba a una “acción solidaria” de hondo calado, me hizo pensar en todas aquellas personas anónimas que sin hacer grandes alharacas, ni ruido, ni declaración de principios ni pertenencia a instituciones benéficas o religiosas, viven en su vida cotidiana un amor cordial al prójimo entrelazado por pequeños gestos diarios.

Estudiando la situación social de finales de siglo XIX, me fijé en la pintura de temática social. Me llamó la atención la obra de Joaquín Sorolla, al que tenía por “dulzón”, costumbrista y servidor de las clases pudientes: “¡Otra Margarita!” (1892), “¡Y aún dicen que el pescado es caro!” (1894), “Trata de blancas” (1895), “Triste herencia” (1899), … en las que critica la hipocresía de una sociedad que hace la vista gorda ante los deslices, pero condena a las personas que sufren las consecuencias de la pobreza y marginación, remarcando el ostracismo social al que se encuentran abocadas.

Fracesco Motto, uno de los más reconocidos historiadores de la Congregación Salesiana, en una reunión para ir preparando el 150º aniversario de las Misiones Salesiana (1875-2025), nos recordó algo que rondaba la mente de muchos de nosotros: los que han realizado verdaderamente la labor misionera de los salesianos han sido hombres desconocidos, de los que no se han escrito libros que, sin embargo, merece la pena recordar. Los misioneros anónimos.

Sobibor (sureste de Polonia) fue uno de los campos de exterminio nazis más crueles. Su nombre ha quedado grabado con ignominia en la historia de la Humanidad. El 14 de octubre de 1943, este campo nazi de exterminio de judío, vivió una jornada que pasaría a los anales de la Segunda Guerra Mundial. Los prisioneros se sublevaron. Escaparon unos doscientos y lograron sobrevivir al final de la Guerra unos cincuenta. En el muro del Reichstag, junto al búnker de Hitler, uno de los judíos soviéticos escapados y enrolado en el ejército escribió en 1945: “En recuerdo de los que escaparon de Sobibor y de los miles que no lo consiguieron”. Puso cara a los cientos de miles exterminados.

La gran hambruna en Irlanda (1845-1848), la hambruna en la India (finales del siglo XIX), el holodomor en Ucrania (1932-1934), la Gran hambruna de China (1958-1961), el hambre de Etiopía (1984-1985),… las innumerables guerras y genocidios… millones y millones de donnadies inocentes que han muerto sin ser reconocidos.

Los apóstoles, sus discípulos, su familia y amigos, los primeros que siguieron a Jesús, los pastores de Belén, los leprosos y tullidos… fueron unos donnadies, personas anónimas, sin grandes nombres ni apellidos, sin títulos ni riquezas ni instrucción. Si rastreamos los Evangelios nos encontramos con muchos de ellos como protagonistas, para ellos vino Dios, para ellos se hizo carne (encarnó), para ellos sembró esperanza en sus corazones… ¿Quiénes son hoy los donnadie?

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