Navidad

27 de diciembre

EVANGELIO (Juan 20,1a.2-8)

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la  cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Tiempo interior

Dedica un tiempo de reflexión al comentario del Evangelio en Tiempo Interior, con José J. Gómez.

Comunidades en Oración

Propuesta de oración diaria a partir del evangelio dominical, elaborada por la Pastoral Juvenil SSM.

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto»

Película

A no ser que vivas en las antípodas (¡o en las Canarias!), lo que caracteriza la Navidad es EL FRÍO. Y en Frozen no hay Navidad, pero hace mucho mucho frío: la princesa de un reino helado le congela el corazón a su hermana por un gélido hechizo. ¡Coge la manta!

CATEQUESIS

El texto evangélico afirma que los «Magos» no regresaron a hablar con Herodes, sino que volvieron a su país por otro camino… Y comienza la persecución del rey Herodes hacia la sagrada familia, que decide huir a Egipto. 

Egipto fue siempre un país de refugio para los israelitas. Los judíos que huían a Egipto se refugiaban en alguna colonia judía de las numerosas que había allí. En la época del nacimiento de Jesús vivía en Egipto una importante población judía. Sólo en la ciudad de Alejandría había más de doscientos mil judíos. La historia de la huida a Egipto se cierra con el dicho profético de Oseas: «De Egipto llamé a mi hijo (a mi pueblo Israel)». Esta frase desvela el signifi cado profundo del trozo de evangelio que leemos hoy. El sentido sería éste: Así como Dios salvó al antiguo pueblo de Israel de la opresión del faraón, y le condujo a la Tierra Prometida, bajo la guía de Moisés, así ha librado también a Jesús de la mano del rey Herodes, y le ha conducido desde Egipto a la Tierra Prometida para que construya el Nuevo Pueblo de Dios.

 El sentido profundo de este texto no es histórico, sino teológico: pretende establecer un nexo entre Moisés y Jesús de Nazaret. Ambos salvan su vida de un Ɵtiano, ambos realizan el camino de Egipto a Israel, ambos son los creadores de un pueblo destinado a recibir la salvación de Dios. Navidad es manifestación del amor de Dios. Pero la palabra de Dios nos recuerda una y otra vez que en el mundo sigue existiendo el odio. Jesucristo es la luz que de la BIBLIA viene al mundo, pero los que viven en la oscuridad quieren acabar con ella. Aquel que vino para ser el salvador y libertador de toda opresión sufre, desde los primeros días de su existencia, el odio, la persecución y el destierro. 

La celebración de hoy nos coloca frente al misterio del mal y del sufrimiento de los inocentes. Sigue habiendo demasiados Herodes empeñados en teñir la historia con sangre inocente. Jesús no nos ofrece una solución teórica, ni siquiera nos da una explicación del misterio del mal. Él comparte el dolor de todos los pequeños y sencillos desde su nacimiento hasta la muerte. Jesús nos enseña, con sus palabras y obras, que el amor de Dios es más fuerte que el mal y el dolor.