Navidad

28 de diciembre

EVANGELIO (Mateo 2,13-18)

El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto […]. Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores […]. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

Tiempo interior

Dedica un tiempo de reflexión al comentario del Evangelio en Tiempo Interior, con José J. Gómez.

Comunidades en Oración

Propuesta de oración diaria a partir del evangelio dominical, elaborada por la Pastoral Juvenil SSM.

«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto»

Vídeo – La Navidad nos desamuebla la cabeza (Ikea Navidad 2014

CATEQUESIS

El evangelio de hoy nos presenta una Navidad más profunda.

El protagonista es Simeón, un anciano de Jerusalén. El nombre del anciano en hebreo «sim’on» que significa «acogida favorable». Su nombre hace juego con  su gesto: tomar al Niño en brazos, acogerle con la mirada puesta en un futuro de esperanza.

 

El anciano Simeón nos invita, con su ejemplo, a tener «buena vista», a descubrir, movidos por el Espíritu, la presencia de Dios en nuestra vida.

Él la supo descubrir la acción de Dios en una familia muy sencilla que no llamaba a nadie la atención. Reconoció a Jesús y se llenó de alegría y lo anunció a todos los que escuchaban.

 

También nosotros, a ejemplo de Simeón, podemos descubrir a Dios en los mil pequeños detalles de cada día. En las personas que pueden parecer más insignifi- cantes, nos espera la voz de Dios si sabemos escucharla.

 

Además, Simeón nos dice a nosotros, como se lo dijo a María y José, que el Mesías es signo de contradicción.Como diría más tarde el mismo Jesús, él no vino a traer paz, sino división y guerra: su mensaje fue en su tiempo, y lo sigue siendo ahora, una palabra exigente, ante la que hay que tomar partido, y en una misma familia unos pueden aceptarle y otros no.

 

Este anciano es símbolo de la sabiduría del pueblo de Dios. En largos años ha ido acrisolando una fe arraigada en lo profundo de su vida. Tiene los ojos preparados para descubrir lo esencial.

En este tiempo de pandemia hemos perdido a muchos ancianos y ancianas. Y es imprescindible cuidar ymantener a nuestro lado a quienes conservan unas existencias cargadas de experiencias. El papaFrancisco en su encíclica «Fratelli tutti» subraya la importancia de crear una sociedad asentada en la sabiduría de quienes han transitado por los senderos vitales durante muchos años.

Este tiempo de Navidad debe ser oportunidad para cuidar y escuchar a quienes atesoran la sabidu- ría de la vida.