Don Bosco decía que la educación es cosa del corazón. Personalmente, creo que la comunicación también, por lo menos hay que hacerla con cariño. En los últimos años, hemos visto como los emoticonos, o emojis, llenan las líneas de nuestros teléfonos. Algunas veces aportan o añaden algo de información, en otras ocasiones se trata de una manera de resumir algo que se quiere decir o, incluso, una manera de ahorrar el tener que escribir varias palabras. La cuestión está en si el emisor y el receptor entienden lo mismo, si lo que se quiere decir es lo que la persona que lo recibe entiende.
En el mundo juvenil, más capaz de adaptarse a los cambios, la dinámica de cambiar las formas y estilos de comunicación tienen gran aceptación y se hace de una manera rápida e intuitiva, pero a los mayores nos cuesta un poco más.
Un nuevo emoticono: <3
Uno de los últimos emoticonos que forma parte de este tipo de comunicación es <3. Pero, ¿qué significa? Para muchos estaría simulando la forma de un corazón. Así que, incluido en un mensaje, puede dar a entender que algo nos gusta mucho. De hecho, en algunos sistemas, al introducir el emoticono <3, se convierte automáticamente en el icono de un corazón.
De esta manera podemos traducir <3 por corazón. Pero al igual que en el lenguaje escrito o hablado, la palabra corazón puede tener diferentes significados, dependiendo de quién lo use y en qué situación –no es lo mismo que una madre llame corazón a su hijo pequeño a que lo haga un adolescente a otro–. En las redes necesitamos tener un contexto para poder interpretar aquello que se nos quiere decir. En el mundo de los emojis se nos hace muy complicado poder traducir cada uno de ellos por una sola palabra, todo dependerá de quién lo diga y en qué contexto lo haga. <3 puede significar desde corazón, algo que te gusta mucho, una muestra de cariño a alguien cercano, incluso un beso… muchos significados para solo dos caracteres. Esta es una de las razones por las que la comunicación a través de las redes sociales o los servicios de mensajería se esté volviendo insuficiente y pueda llevar a equívocos, porque nos faltan dos cosas fundamentales, el contexto y la expresión de aquel con el que hablamos. No es lo mismo ver la cara alegre o enfadada de alguien, que el que nos ponga una carita triste o sonriente en una línea de chat. Al menos eso creo, aunque también puede pasar que me esté haciendo viejo y ya no tenga capacidad de adaptación. 😉
Fuente: Boletín Salesiano
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