Llevo tiempo contemplando cómo las redes sociales han ido ocupando espacios en el ocio y el tiempo libre de la juventud y pienso que urge un acompañamiento digital a la juventud que pasa buena parte de su tiempo en estos patios virtuales. El uso del móvil en los jóvenes ha crecido de manera exponencial situándose en una media de entre tres y cinco horas entre semana y creciendo en los fines de semana. Casi la mitad de ellos reconocen usarlo de noche, lo cual impacta de manera directa a su salud física y emocional. Estas redes sociales juveniles son Tiktok, Instagram, Snapchat…por el contrario otras como X, Facebook quedan relegadas para un perfil de edad más avanzada. Lo que empezó siendo una red social para bailes y pequeños retos virales se ha convertido en todo un “patio digital” en el que la juventud pasa de media 94 minutos al día.
Y por esta diminuta ventana del smartphone se han colado no solo cantantes, publicistas e influencers sino que ha entrado también todo lo peor de nuestra sociedad sin que nos diésemos cuenta: la polarización, los bulos, el odio al diferente y otros mensajes nocivos para la salud emocional de nuestra juventud. Basta ver cómo el lodo de la DANA de Valencia ha traspasado todos los limites colándose en forma de odio en estas redes.
Estoy convencido que al igual que Don Bosco inició una imprenta tipográfica en Valdocco en 1883 hoy sería un afamado influencer y un líder positivo para la juventud. Vamos tarde…ese es el reclamo que la juventud nos hace cuando le preguntamos. Llegamos tarde a muchas de las causas que la juventud percibe como propias y a los espacios en los que conviven y uno de ellos son las redes sociales. Echo de menos en Tiktok la presencia positiva, el mensaje de esperanza del Evangelio y el estilo salesiano, sea en forma de baile, de píldoras formativas, de retos musicales, en directos, reels…
Urge colarse en el algoritmo de la indiferencia y el odio con un mensaje directo, juvenil y cargado de esperanza. Y para ello tenemos apenas entre 15 y 60 segundos, lo que dura un reel que si no engancha se pasa al siguiente de forma instantánea. En los 90 salíamos a educar en la calle, en el patio, pero hoy nos toca salir a educar en redes sociales, con nuestra espiritualidad salesiana creativa, alegre y esperanzada. Seamos influyentes para esta juventud.
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