Celebrar la Palabra compromete nuestra vida

Aprendiendo a Vivir

1 febrero 2024

Abel Domínguez

l

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros (Juan 1,14).

Es curioso descubrir que en hebreo, para hablar de la Palabra, se utiliza la expresión dabar. La misma que se utiliza para decir acontecimiento. No se entiende, por tanto, que algo se diga y no se lleve a cabo.

Cuando Dios habla… ocurre. Los descubrimos de manera especial en el texto de la creación: Y dijo Dios… y se hizo. Lo podemos también comprobar en los textos vocacionales y en los proféticos: las promesas de Dios acaban siempre cumpliéndose.

¿Y la Palabra que nosotros escuchamos en nuestras celebraciones? ¿Es Palabra que actúa? ¿Es Palabra viva que, de alguna manera, se transforma en acontecimiento en nosotros y en nuestro entorno?

Si durante la celebración hemos acogido, meditado y compartido la Palabra de manera adecuada, seguramente podamos afirmar, como dice el autor de la carta a los Hebreos, que la Palabra es fuente de vida y de eficacia (Heb 4,12). Pero esa eficacia también depende de nosotros: Todo aquel que escucha mis palabras y las pone en práctica, puede compararse con una persona sabia que construyó su casa sobre roca (Mt 7,24).

Sugerencias

Para que la Palabra celebrada te comprometa te sugiero:

– Permanece, después de la celebración, un momento en silencio y pregúntate qué te ha querido decir Dios.

– Trata de contemplar en la Palabra proclamada qué ha hecho por ti el Dios que tanto te ama. Y trata de descubrir qué puedes hacer tú por él, comprometiéndote con acciones concretas: cambiar, pedir perdón, ayudar, perdonar, servir, agradecer…

– Si perteneces a algún grupo eclesial, podéis utilizar la Palabra y a su luz leer cómo responder a las necesidades que os rodean. Un discernimiento comunitario observa su entorno, pero parte de la Palabra.

– En celebraciones con niños, adolescentes o jóvenes, puede ayudar el finalizar la celebración dando un objeto o un papel donde ellos escriban su compromiso o un recuerdo que les sirva de apoyo para realizar lo que la Palabra celebrada nos ha sugerido.

– La revisión personal, al final del día, retomando la Palabra de la celebración, nos ayudará a ver cuánto nos queda todavía por comprometernos para ponerla en práctica.

– La oración personal, en la que cuentas a Dios tu compromiso, te ayudará a no convertirlo en un buen propósito que depende sólo de tus fuerzas, sino en una tarea compartida con aquel a quien amas. Con aquel cuya Palabra se hizo carne y se comprometió convirtiéndose en uno de nosotros para transformar nuestro mundo.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

También te puede interesar…

Foto con Historia: Mario Marega

Foto con Historia: Mario Marega

El impreso de la imagen muestra un retrato en blanco y negro de un hombre de mediana edad, con cabello corto y peinado hacia atrás, con vestimenta clerical y alzacuellos.

Un pequeño “control”

Un pequeño “control”

La vida es un don frágil, pero cuando se le hace sitio, crece desde sí misma, con esa fuerza que Dios ha puesto en ella. José y María decidieron colaborar con Dios.

Una iglesia arremangada

Una iglesia arremangada

la RAE arremangar significa “Levantar, recoger hacia arriba las mangas o la ropa”. También tiene otra definición que...