Cinco “furia sangre” del periodismo deportivo internacional

De andar y pensar   |   Paco de Coro

22 junio 2018

Cinco profesionales como la copa de un pino. Cinco humanistas. Cinco comunicadores valientes, intrépidos, enterados. Los cinco en Madrid, procedentes de toda España. Los cinco de Lavapiés. Los cinco de Salesianos Atocha. Los cinco sanos y nobles y solidarios con todas las ONG solidarias. Los cinco vivos, pillos y un poco golfos, como tiene que ser. Los cinco bulle-bulles, colegas, populares. Triunfadores en la SER, en la COPE, en el mundo mundial, por luchadores, directos, agradecidos (“¿Cuánto queda, José Francisco?”, le interpelan al mejor árbitro fallecido antes de finalizar la retransmisión de un partido).

Fue un día cualquiera de un año cualquiera, la iglesia de María Auxiliadora de la Ronda de Atocha se vistió de gala. Hasta el omnipresente Don José Antonio García, el párroco honorario y capellán mayor de la “Asociación de María Auxiliadora” durante 60 años, el amigo y paisano de “Mari Carmen y sus muñecos”, se vistió la sotana de merino de 100 botones. Luces, colores, inciensos, monagos. A un silencio de pasmo, intimidado por el fulgor de las miradas de los novios, se sucedía la palabra bondadosa y sentida del oficiante P. Aurelio Sáez. Y qué mejor oportunidad que ésta, la que nos brinda una boda en la que celebramos, no sin nostalgia, la primavera de la vida, el despertar de la pasión, el tránsito de la inocencia colegial a las dulces flechas de Cupido. ¡Ah, qué hortera me he puesto, amigo Javier!

Se escucharon unos carraspeos y el novio los apagó mirando de reojo con cierta severidad. Él siempre fue líder, siempre jefe. Se nace, pero también se hace.

La boda.

Al tiempo que peroraba el salesiano la mirada del más implacable novio recorría en lenta panorámica, hasta con el rabillo del ojo, a sus convidados, transformando en reconocido rendibú las expresiones más irónicas y regocijadas.

¡La boda, Javier Valiente! Y dentro de ella, la más sublime de las virtudes. La amistad.

Allí Pepe Domingo Castaño, Jorge Hevia, Manolo Lama, Miguel Ángel Díaz “Miguelito”, Pedro Martín “Pedrito”, Poli Rincón, Pablo Mielgo (el organista con 17 añitos, hoy director de la Sinfónica de Baleares)…

La amistad.

¿Qué tienen o dejan de tener, los andamios de Salesianos Atocha? Fuimos tipos los nacidos por estas calles –éramos, quizás son, no sé- con aguda percepción del contraste. “Nunca demasiado de una sola manera”. Y los de Tiempo de juego y los del Partidazo hoy son documentalistas totales y del todo. Llevan sobre los hombros la cámara de su mirada y van de los salones reales a la puta calle. Porque de ella salimos y a ella volvemos –descarados, abiertos, libres, abofeteados-. Aquí, entonces y ahora, lo que nos sigue interesando es Goya y para nada las monadas de la emperatriz Sissi o las mariconadas de la lisonja o la baba. Nosotros, que nos hemos vuelto adultos, más ancianos, después de aquel tiempo de posguerra, somos fruto de una tierra firme, Lavapiés, vapuleada entonces, siglos ha, por judíos, árabes, godos, más que de islas, fanales, o burbujas.

Tengo en herencia el mismo apellido de mi padre: Rodríguez-Osorio, de Ocaña, Javier, un legado engorroso, pero muy digno, borrado durante tanto tiempo, porque el fascismo, también en el barrio, incurrió en el maldito error de tomarse en serio y creerse guerrero. Cuando mi padre me hablaba de la guerra decía: “Nunca vi enemigos y no disparé contra nadie. Sé que para mis jefes no bastaba, pero a mí me ha bastado, Paco”. Él debía medir la distancia entre su rotundidad de hombre y mi inmadurez cargada de mutismos de niño de posguerra.

Y los Salesianos Atocha de los años 40/50 nos tomaron pero que muy en serio, sin remover los sentimientos de nadie, pues nosotros, los del barrio teníamos nuestra experiencia personal, no las historias ni los cuentos de los que vinieron de fuera. Hablábamos, tranquilos, por las callejas de Lavapiés, un poco en voz baja, esquivando los charcos, no de agua, sino de las vecinas a la greña. Porque esa tierra firme de Lavapiés, acababa de ser vapuleada ahora, en 1936-39, por militares de Casado o de Miaja o los nacionales de Aranda, Yagüe, nazis alemanes, tropas de Mussolini, internacionalistas republicanos, entre los que yo tuve un tío, llamémosle “Antonio”, checoslovaco, casado con mi tía Casi, la pelirroja de Ocaña.

-“Pero, ¿se puede saber por qué introduces estos elementos en artículo deportivo?”- No tengo ninguna respuesta breve ni natural, amigo Javier, solo te diré: “Porque es mi historia, porque es nuestra historia, la única que he aprendido de viva voz y no de los libros ni de profesores politizados todos. Pero hay más, si trazaras un recorrido por el mapa de entonces de los colegios de religiosos de Madrid encontrarías bastantes, muchos, en el Norte y Este de Madrid y puntero y pionero, único, desde 1899 en el Sur, entre las clases populares a Salesianos Atocha, donde nunca se nos pidió si teníamos antecedentes”.

¿Ah, oye, pero de qué cinco periodistas “pura sangre” se trata? Pues de Paco González, director de Tiempo de juego y novio protagonista del relato; Jorge Hevia, “el jefe de todo” de Tiempo de juego, dice Castaño, responsable de la producción; Miguel Ángel Díaz (“Miguelito”), experto y seguidor de la Selección española y del Real Madrid; Pedro Martín (“Pedrito”), el hombre de los nombres, cifras, datos de Cope y Poli Rincón, “el maravilloso tuercebotas” del Real Madrid y del Betis, creo que de la Calle Tribulete. Todos comprendieron pronto que para ser algo en la vida había que salir de Lavapiés y hacer la guerra por su cuenta. Con una pasión de párvula obcecada, todos se enamoraron de su profesión-vocación de periodista, y apostaron por contornearla con complementos vitamínicos de humanidades, humanismo y humanidad. Cinco “furia sangre” de la comunicación. Cinco “furia sangre” del periodismo deportivo internacional.

4 Comentarios

  1. Antonio

    Considerando este último blog, quizá fuese idónea la oportunidad – con el poder de convocatoria que tiene Atocha- de un Encuentro Alumni, con hechuras, tras el verano. Por qué no? Por qué no tener eco también dentro de la sociedad civil?

    Responder
  2. Ignacio Zofío

    La verdad es que estos 5 «furias» hubieran narrado perfectamente las grandes jugadas del «el Tole», «el Corti» y otros muchos. Yo siempre lo intentaba pero nada de nada, eterno reserva. Que buenos recuerdos.

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  3. PepeG

    Me viene el icono de Ferrari cuando leo Furia Sangre. Que orgullo de pertenencia al reconocer los vínculos de estos Ferraris con nuestra Salesianidad! Incluso te dan ganas de haber nacido en Lavapiés donde lo auténtico supera a lo impostado.
    Un nuevo post cargado de esencia literaria.
    Toda la creatividad que puede inspirar una boda.

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  4. Joxerra

    Good job, Mr De Coro!

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