La alegría cristiana es una tristeza superada. La Cuaresma no es un tiempo para personas apesadumbradas sino para crecer en libertad. Detectar las ataduras que nos generan dependencias de todo tipo y liberarnos de ellas.
Este año el miércoles de Ceniza es un día de los enamorados por partida doble porque Dios no se cansa de nosotros y el amor se demuestra más en noches de hospital que en cenas románticas.
La Cuaresma no es un tiempo de autoayuda o de superación personal con el propio esfuerzo. Es una oportunidad para abrir los ojos, contemplarla vida y descubrir que en las inseguridades, los miedos y las debilidades propias y ajenas, Dios sigue viendo, estando, acompañando y amando de verdad a cada uno de sus hijos.
Es tiempo de conversión y de libertad; es tiempo de silencio y oración; es tiempo de fraternidad y de descubrimiento del amor de Dios que sigue viendo y oyendo el clamor de su pueblo.
Que esta Cuaresma no pase desapercibida en nuestras vidas.
Comunidades en Oración ofrece un itinerario que ayuda a vivir este proceso a la luz del evangelio.
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