¡Queridos amigos –aleluya, aleluya– Jesús ha resucitado! Fiel a su palabra, después de tanto sufrimiento, el Señor resucitó al tercer día y venció al pecado y a la muerte. La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular de la Iglesia. Él es nuestra fuerza, Él es nuestra esperanza.
¡Feliz Pascua de Resurrección! Nuestra fe brota de esta convicción: ¡Cristo vive! El papa Francisco dice de esta manera: “Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar”.
El sepulcro vacío
El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían removido la piedra que cubría la entrada. Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: ¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
Entonces Pedro y el otro discípulo se dirigieron al sepulcro. Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más rápido que Pedro, llegó primero al sepulcro. Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró. Tras él llegó Simón Pedro y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.
Jn 20, 1-9.
La Pascua Salesiana
Para los salesianos la Pascua es la gran respuesta de Dios a la búsqueda de esa esperanza que no defrauda. Estos días se celebra el misterio central de la fe católica: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. En la Resurrección de Cristo se encuentra la certeza de que el futuro no está marcado por el miedo, sino por la confianza en el amor que Dios nos tiene.
0 comentarios