Cinópolis (Ciudad del Perro), fue el nombre que los griegos dieron a la capital de la región XVII del Alto Egipto. Lugar de culto de Anubis, dios con cabeza de chacal, relacionado con los ritos funerarios y el viaje al otro mundo. El perro era el mejor amigo del hombre, el compañero más fiel en la casa y también el mejor auxiliar para la caza.
En el capítulo XVII del poema de la Odisea atribuido a Homero, el único que reconoce a Ulises es su perro, Argos, ya viejo, que fallece frente a su amo.
El perro aparece pocas veces en la Biblia. Sorprende que en cualquier parte en la Biblia, es impuro y despreciado a causa de su gusto por las basuras (Prov. 26,11; 2 Re 9,10.36), pero en el Libro de Tobit no. En éste el animal forma parte de la familia. Aparece en dos ocasiones, al inicio (Tob. 6, 1) y al final del viaje (Tob. 11, 4). En las dos aparece como acompañante fiel y seguidor leal de Tobit y el Ángel.
En la Antigüedad, el perro fue considerado compañero y guía de los hombres tanto en esta vida como en el más allá, quizá por el oído y el olfato tan desarrollados, que le permitían al animal sentir cosas que se escapaban a la percepción de los humanos.
Cada 16 de agosto se recuerda a san Roque, que nació entre los siglos XIII y XIV, en la antigua región francesa de Languedoc (Montpellier), considerado como el abogado contra las enfermedades. Según cuenta la leyenda, un perro empezó a ir diariamente a su cueva con un pedazo de pan para ayudarlo a curarse. El perro se convirtió en protagonista de canción: “El perro de San Roque no tiene rabo, porque Ramón Ramírez se lo ha cortado”.
A partir del siglo XII, se colocaron estatuas de animales a los pies de las efigies funerarias. El perro se encontró a menudo a los pies de las estatuas yacentes de mujeres, a veces de niños, simbolizando la lealtad y sobre todo la fe. El perro era el guía en el reino de los muertos.
El coloquio de los perros fue una de las Novelas ejemplares del gran Miguel de Cervantes (1547-1616). Escenifica la conversación entre dos perros, llamados Cipión y Berganza, que guardaban el Hospital de la Resurrección de Valladolid. Al comprobar que habían adquirido la facultad de hablar, Berganza decide contar a Cipión sus experiencias con sus distintos amos, recorriendo lugares como Sevilla, Montilla (Córdoba) y Granada, hasta llegar a Valladolid. Mediante los comentarios del otro perro, Cipión, se cuestiona la picaresca, a la vez que reflexiona sobre las relaciones entre la verdad y la realidad.
En 2019, la periodista especializada en Arte, Vanesa Thorpe, publicaba en el periódico generalista británico The Independent (fundado en 1986), que en la conocida pintura Tobías y el Ángel, del pintor renacentista Andrea del Verrocchio (1435-1488), el perro que aparecía en las piernas del Ángel había sido una obra juvenil de Leonardo da Vinci (1452-1519). Se convertiría, por tanto, en la primera obra del renombrado artista italiano.
Laika, la perra rusa, primera astronauta, que murió trágicamente en el satélite Sputnik 2; Balto, que salvó a miles de niños en Alaska con su valentía; Rin Tin Tin, la estrella de Hollywood; Hachico, modelo de lealtad que esperó a su amo durante diez años; Idéfix, el perro ficción de Obélix amigo de Asterix; Milú, el perro ficción de Tintín y tantos millones desconocidos. Son los perros los mejores amigos de los hombres y mujeres de todos los tiempos.
El perro de Tobit nos acompaña siempre con su afecto, su fidelidad, su protección y su compañía. ¡Cuidémoslos con cariño!
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