Yasury Romero

Iniciamos el año y se inundan las redes sociales de tips y recomendaciones para elaborar tus propósitos, tus metas para el 2024.

En ese mar de propósitos, que tal vez naufragan al pasar de los meses, me gustaría que hiciéramos un replanteamiento: más que tener propósitos este año, quiero vivir CON propósito, pareciera un juego de palabra pero, vivir CON propósito nos invita a poner intensión y detalle en cada una de nuestras acciones cotidianas: desde servir el desayuno, hasta sostenerle la puerta a nuestro vecino que viene haciendo malabares con las bolsas de la compra.

Los cristianos tenemos una herramienta muy valiosa en esta tarea de vivir con propósito y es poder mirar cómo quienes nos han precedido, han vivido. Al ser enero es inevitable mirar a Don Bosco, cómo hizo de la evangelización de los jóvenes su propósito de cada día. Propósito que renovaba cada segundo de su existencia. Es una ocasión propicia para girar nuestra mirada hacia este gigante de la santidad y ver qué nos gustaría hacer nuestro de él: ¿Su amabilidad? ¿Su creatividad pastoral? ¿Su vida de oración?

Este año la vida nos hace un guiño: estamos en el 2024, dos mil VEINTICUATRO. Y sabemos que el 24 para todo salesiano es más que un número, más que una fecha. ¡Qué detalle de la historia poder vivir este año! Es una oportunidad de lujo para que, como Don Bosco, mantengamos nuestra mirada fija en María; en su sencillez, en su valentía, en su escucha, en su fe, en su confianza. Es una año para seguir construyendo el plan que Dios tiene para la vida de cada uno de nosotros como está jovencita de Nazaret. Es un año para ser más marianos, y que se nos note ¡Feliz 2024!