De entre todas las cosas complicadas de explicar que se nos puedan ocurrir, seguramente, ser ‘ama’ o ‘aita’ (‘madre’ y ‘padre’ en euskera), estaría entre ellas. Cuando uno empieza a buscar información sobre este asunto de ser padres, hay dos poderosas conclusiones que bullen con una preponderancia absoluta y es que vas a dormir poco y trabajar mucho. O al menos eso se suele decir.
Vamos a ser muy sinceros, madrugar y ser ‘aitas’ es algo que en nuestro caso confirma totalmente la norma y aunque uno se acostumbra asombrosamente rápido, sobre todo, a ver esa sonrisa cada mañana, no nos engañemos, nos encantaría algún día poder recordar cómo era eso de dormir hasta hartarse. En cuanto a lo de tener más trabajo, es posible que las tareas durante el día aumenten, pero como uno duerme menos, pues casi que lo primero va en favor de lo segundo, o al menos eso queremos pensar.
Lo cierto es que hay que hacer grandes esfuerzos para recordar cómo eran nuestras vidas antes de que Luca, que es así como se llama nuestro pequeño, llegara a nuestras vidas. Todo lo que la llegada de un nuevo miembro trajo a nuestra casa compensa por mil cada sacrificio o preocupación del día a día. Por supuesto, antes de tomar en firme la decisión de traer al mundo una nueva vida, pusimos todas las cartas boca arriba el uno frente al otro y más allá de plantearse un por qué sí o por qué no, todas las flechas nos dirigieron a un mismo lugar, el resultado de sumar una vida a las nuestras era la conclusión perfecta a una ecuación muy simple, la multiplicación del amor que entre nosotros existe.
Desde una perspectiva salesiana
Desde nuestros tiempos en el oratorio, pasando por nuestra experiencia como voluntarios salesianos, hemos aprendido que el mensaje de Jesús es un mensaje básicamente de amor y que, por tanto, la mayor prueba de la existencia de Dios es el amor que existe entre las personas. Quizá en ese mismo momento no fuimos conscientes, pero la verdad es que traer a Luca a este mundo es nuestra mayor prueba de amor como pareja, quizá incluso más que el propio matrimonio.
No sabemos si esta reflexión os podrá explicar lo que significa ser padres, pero para nosotros la realidad es que un bebé lo cambia todo, lo remueve todo, lo mejora todo. Cada día es más largo, pero los años se hacen muy cortos, pues cuando uno disfruta tanto y es tan feliz el tiempo vuela, incluso en estos tiempos.
Fuente: Boletín Salesiano
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