Me siento, lápiz en mano sin ninguna duda sobre qué escribir, mi vida gira en torno a un único tema, el centenario de mi casa salesiana de Las Palmas de Gran Canaria y en esta vorágine de reuniones, proyectos, diseños, guiones, tengo una premisa: debo mantener a raya el estrés y la ansiedad, no les quiero permitir que me agüen la fiesta ni que me hagan olvidar lo privilegiada que me siento por vivir este acontecimiento en primera línea.
Decía Machado “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Llevo unos meses entre fotos antiguas, cintas de VHS, libros, seleccionando trazos de historia, momentos y al ver tantas caras, tantos nombres, si algo tengo presente es que los que formamos parte de este centenario somos los que por casualidad o causalidad estamos aquí y ahora, ni más ni menos. No puedo olvidarme de los que formaron parte de esta casa en su año 99 o en el 31 o en su 24 aniversario. Somos los que estamos por todos los que nos precedieron y fueron abriendo el camino que hoy, 100 años después continuamos recorriendo.
Siendo Inspector de Salesianos María Auxiliadora don Cristóbal López, en una reunión con el Consejo Educativo Pastoral de la casa, nos quiso transmitir a través de la historia de un albañil, la diferencia entre hacer algo o formar parte de su creación. Créanme que me identifiqué con esas palabras, pues no es lo mismo hacer un muro que ayudar a levantar una casa, hay una diferencia de concepto bastante importante, su implicación.
Desde aquí mi más humilde reconocimiento a cada una de las personas que durante estos 100 años ayudaron a construir Salesianos Las Palmas, desde la señora de la limpieza, la madre colaboradora en el AMPA, el coordinador o los animadores del Centro Juvenil, los voluntarios de Cáritas, profesores, personal de Administración y Servicios, el director de la casa, o tantos otros, pues, aunque la responsabilidad que acarrea cada uno de ellos es bien distinta, esenciales son todos.
Hace unos días en la ceremonia de los premios Goya, hablaban de la importancia de tener un referente, un ejemplo en el que uno inspirarse. Automáticamente me vinieron a la cabeza dos personas que seguro conocen, José Luis Burguera y Carlos Martín. En el centenario, como delegada local de comunicación, hay funciones y responsabilidades que me causan cierto vértigo e inseguridad al pensar que puedo no estar a la altura. Sería desconsiderado por mi parte no decir que hay muchas otras, uno de ellos, mi primer referente en comunicación me sigue prestando ayuda, ahora desde Roma. También los tengo cerca, a un par de despachos de distancia. Todos ellos me demuestran que Salesianos Las Palmas es más, más que un centro educativo, más que un simple proyecto: somos una verdadera familia, que se ayuda, que empatiza. Somos muy grandes.
Sé que puedo contar con ellos a pesar de la distancia, me aportan la experiencia que a mí me falta, son sin duda mi comodín de la llamada. También a ellos desde aquí mi agradecimiento y el compromiso por devolver lo que tan desinteresadamente me ofrecen, la ayuda y seguridad que yo pudiera dar a quien lo necesite.
Aunque de estos 100 años de Salesianos las Palmas solo haya vivido 14 y medio, me siento muy orgullosa por poder decir que he ayudado a seguir construyendo, por la parte que me toca, esta casa. Seguimos abriendo camino.
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