El pasado 13 de febrero de 2021 se realizó en la Inspectoría Salesiana de María Auxiliadora el Campobosco para las casas de la Región de Murcia, Comunidad Valenciana y Aragón. Como era previsible, esta edición fue telemática debido a las restricciones de movilidad dictadas por las autoridades sanitarias de las diversas autonomías. Una vez más se dieron cita decenas de jóvenes animadores de nuestros centros juveniles y grupos de fe en un encuentro de marcado carácter formativo, donde crecer y profundizar la motivación vocacional que les empuja a compartir con otros jóvenes la vida y la experiencia de fe.
Cuando uno participa en un encuentro de estas características y comparte las reflexiones y diálogos que se mantiene por grupos, se da cuenta que estos jóvenes rompen el estereotipo que la mayor parte de la sociedad puede tener de las personas de estas edades. A veces no caemos en la cuenta porque estamos acostumbrados, pero está claro que esta gente no es lo común en nuestra sociedad (si así lo fuera, seguro que las cosas nos irían de mejor manera).
¿Somos conscientes de la cantidad de horas que hay invertidas en estos jóvenes? La mayoría de ellos han hecho experiencia, de pequeños, de las mismas realidades que ahora animan: dinámicas de grupo, convivencias, celebraciones, momentos formativos, acampadas, reuniones, entrevistas, foros, teatro, excursiones, intercambios internacionales, cursos de monitores, acompañamientos personales, catequesis, fiestas, peregrinaciones, pascuas juveniles, responsabilidades, música, trabajo en red, relaciones con la administración, representación institucional… además de la vida familiar, académica y laboral propias de estas edades. El bagaje formativo y la experiencia acumulada es impresionantemente grande. Si a estos ingredientes sumamos el altruismo, el voluntariado y el compromiso cristiano nos topamos con el perfil de joven que afortunadamente encontramos en nuestras casas animando diversas realidades, pero que tristemente no aparece reflejado habitualmente en las noticias de los diversos medios de comunicación.
Así pues, no es difícil encontrarnos con jóvenes que son capaces de pensar y reflexionar sobre la vida que les envuelve y la sociedad de la que forman parte; que reivindican un mundo más justo, solidario, fraterno y equitativo para todas las personas. Que no permanecen impasibles, ni se conforman con el postureo de las redes sociales, solidarizándose con cualquier causa, pero sin que ello requiera de un mínimo esfuerzo o implicación personal. Hay jóvenes que transforman la realidad asumiendo un compromiso educativo y evangelizador, que logra cambiar la mente y el corazón de otros jóvenes.
En el Evangelio encontramos a Jesús, que, al escoger al grupo de los apóstoles, genera una comunidad donde la transmisión es la experiencia de vida y el testimonio personal. Esa misma praxis es replicada por Don Bosco en el Oratorio de San Francisco de Sales, especialmente en la fundación de la Congregación Salesiana. Hoy, nuestros centros juveniles, se convierten en escuelas de vida donde el carisma salesiano también se transmite por la experiencia de vida y el testimonio personal. Sin lugar a duda, encontramos jóvenes animadores que han hecho la opción vocacional de formar esos engranajes del sistema que transmite, de generación en generación, el patrimonio espiritual heredado de San Juan Bosco. El Oratorio de Valdocco sigue vivo en cada centro juvenil que hace de los jóvenes corresponsables con la misión salesiana, educadores y agentes de pastoral de otros jóvenes.
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