En ese mismo marco, la cantante norteamericana Taylor Swift reunió durante el 29 y 30 de mayo a unas 72.400 personas (¡cada noche!), que abarrotaron el estadio vestidas para la ocasión como ella y con las famosas pulseras swifties. En cada concierto, que duraba tres horas y media, ella interpretó 45 canciones con las que repasó toda su discografía, desde su etapa más adolescente a la actual, a sus 34 años. Con este breve vídeo el lector se puede hacer una idea de las dimensiones del evento.
En un impresionante espectáculo, esta compositora, guitarrista, cantante, pianista y productora bailó y cantó en un enorme escenario en forma de T de Taylor, que incluía plataforma giratoria, elevadores, bailarines y hasta sus propios músicos. No en vano la tarde anterior 40 gigantescos trailers colapsaron M-30 y diversas calles de Madrid con todo ese material (y sin pegatina ecológica de “Madrid Central”, qué escándalo).
Algunos artículos en medios de comunicación hablados o escritos han calificado como una verdadera “liturgia” la actuación de la cantante de Pensilvania. ¿Exageran? Puede que no. Veamos:
Tras la procesión de entrada, llena de luces y sonido atronador, Taylor no dijo “El Señor esté con vosotros”, sino un escueto y tímido “Hola” que fue respondido con un grito enfervorizado de las 72.000 espectadores (“¿Y con tu espíritu?”). Al rato comentó: “Tocar aquí está siendo una experiencia mágica, es mágica de verdad. No me había visto frente al público maravilloso de Madrid en 13 años. Os veo cantar y bailar cada canción y sé que vamos a pasar un rato maravilloso”. La celebrante conectaba con sus fieles.
Taylor no lucía alba ni casulla, pero sí sus famosos vestidos con lentejuelas, que copiaban, cada quien a su modo, muchas de las espectadoras.
Cuando el público cantaba (¿gritaba?) a la vez que la celebrante (perdón, cantante) cada una de sus 45 letras, se daba una especie de comunión colectiva que casi llegaba al éxtasis y a la catarsis. ¡Y eso que memorizar ya no estaba de moda…!
No hubo rito de la paz, pero sí algo más cool: el intercambio de pulseras hechas con letras de las canciones de Taylor. Cuantas más cambiases, más has participado en el ritual.
Y después del “podéis ir en paz”, la posibilidad de entrar en la comunidad o secta: fíjese el lector en esta web para iniciados swifties: https://aminoapps.com/c/swifties_hispanos/info/
Hablando más en serio, algunos sociólogos estudian hoy las “religiones de sustitución”, o sea, unas formas de religión implícita o invisible, que se expresan en torno a realidades profanas. Si todo esto extraña un poco, sería bueno recordar que el Papa Francisco dijo lo siguiente en 2014 a los participantes en el Congreso de Pastoral de la ciudad: “Estamos en una nueva época, no estamos en la cristiandad, ya no. Hoy ya no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados”.
Por cierto, no pude ir al concierto. Qué drama.
EStá bien que nos demos cuenta que YA NO ESTAMOS EN LA CRISTIANDAD. Parece que muchos no se han dado cuenta, o no quieren. Gracias por la reflexión.
Es muy necesario el tomar conciencia de esta vital problemática. Nosotros, como «pastores», tenemos la responsabilidad de acompañar y orientar a los jóvenes y a todos nuestros destinatarios sobre «la búsqueda de la verdad y de su autenticidad», más allá de los «falsos profetas» y de toda idolatría y alienación posesiva y esclavizante. Jaime Alonso