En junio creíamos que esto del Covid19 se iba a quedar solo en un mal recuerdo, en una pesadilla, y estamos a finales de septiembre desbordados por los rebrotes y con una sensación de impotencia para controlarlo, mientras esperamos la vacuna como el maná los israelitas en el desierto. Esta situación ha generado reacciones extremas entre el personal: los que no acaban de creérselo y juegan con fuego en concentraciones y fiestas y los que han quedado bloqueados por el miedo y no se atreven a moverse y salir de casa.
El virus parece que está a gusto entre nosotros, que ha venido para quedarse, o para quedarse más tiempo del que nosotros pensábamos y que tendremos que aprender a convivir con él, haciéndole un hueco en nuestras actividades diarias y gestionando la angustia y la inseguridad que genera en nosotros de manera que seamos capaces de vivir razonablemente felices en esta situación tan adversa. Eso supone un esfuerzo psicológico para mucha gente y por eso es importante tener en cuenta algunas pautas que los entendidos en el tema nos aconsejan para lidiar mejor con la angustia y la inseguridad.
Lo primero que tenemos que hacer es aceptar que la inseguridad es una reacción normal y adaptativa ante una situación imprevista, que no podemos o sabemos controlar y que nos puede servir para conocernos mejor y poner en marcha recursos para reducir esa situación. Sería aquello del refrán: “no hay mal que por bien no venga” o lo de San Pablo “para los que aman a Dios todo les sirve para bien”. Es importante, también, limitar el consumo de información para no caer en la tragedia y dramatismo. Es cierto, que resulta casi imposible abrir la radio o la tele o cualquier periódico y no encontrar cifras de miles de infectados y muertos en toda la geografía española y en el mundo mundial. Pero convendría, según los psicólogos, no sobreexponerse a la información. Es decir, dedicar un tiempo concreto por la mañana o por la noche para consultar información en fuentes fiables, algo nada fácil.
Vivir el presente es un arte que podemos mejorar en este tiempo tan especial. Tratar de solucionar y afrontar el aquí y el ahora y no tratar de resolver lo que tememos vaya a suceder en el futuro. Es en el presente en donde podemos actuar y realizar acciones concretas y sencillas para el autocuidado y el cuidado de nuestras personas queridas. De todas maneras es normal que nos preocupemos por lo que va a pasar la semana que viene pero preocuparnos no es dramatizar, generando pensamientos negativos o exagerados.
El Papa Francisco nos recuerda que la alegría es una actitud importante en tiempo de incertidumbre y que está ligada a la vivencia de Dios como Salvador, en la alegría de sabernos salvados, en la esperanza, pero salvados.
Mateo del Blanco
0 comentarios