Descubrí hace poco este libro. El pastor Gary Chapman lo escribió en los años 90, se ha traducido a 50 idiomas y todavía sigue entre los bestseller del New York Times. Reflexiona sobre algo que quizá no nos paramos a pensar y puede ayudarnos mucho en la vida, sobre todo, con nuestros seres más cercanos.
Chapman señala que hay diferentes formas de expresar y sentir el amor; en concreto, 5:
- Palabras: qué guapo eres; qué bien que estés en mi vida; te quiero; no te preocupes, estoy a tu lado… Palabras de cariño, que trasmiten ánimo, orgullo, elogios y afecto.
- Tiempo: estar, hablar, escuchar, hacer cosas juntos, disfrutar… Hablamos este lenguaje al dedicar tiempo de calidad, de completa atención. ¡Ojo con los móviles!
- Regalos: detallitos, mensajes, obsequios… Ofrecemos algo como muestra de cariño. Nos sale desde pequeños… flores, piedras, dibujos… hasta caramelos chupados.
- Servicio: ayudar, tareas de casa, acompañar… Cuando hacemos favores o cosas por los otros; no por necesidad ni obligación, sino porque les queremos.
- Contacto físico: Tomar de la mano, abrazar, besar, acariciar, tener relaciones sexuales… La forma humana más básica y directa de comunicarse y dar y recibir amor.
Nuestro “idioma”
Todos usamos los 5, pero tendemos a mostrar preferencia por alguno; nuestro “idioma” principal.
¿Cuál es el tuyo? Ese que te sale sin pensar. Seguro que al leer ya te ibas identificando. A mí me pasó. Y también el que menos te sale…
Chapman indica que es importantísimo darse cuenta y descubrir nuestro lenguaje prioritario de amor, así como el de nuestros seres queridos; en especial, de nuestra pareja…
Porque, si conseguimos poder demostrar nuestro cariño a las otras personas en su “idioma”, será ¡la pera! Y además podemos evitar muchos encontronazos y frustraciones. Y es que a veces no hemos caído en esto y no entendemos o incluso nos sienta mal la forma de actuar del otro. ¡Y resulta que lo está haciendo con todo su amor!
Para descubrir el idioma amoroso de los demás, Chapman nos sugiere observar la forma en la que expresan el cariño a otros… y también lo que suelen pedir: ¿me das un beso? O de lo que se suelen quejar: Es que no tiene un detalle conmigo.
Así que, en el mes de San Valentín a investigar, hablar sobre ello y, sobre todo, ponerlo en práctica.
Anda que… ¡A estas alturas de la vida a aprender idiomas!
Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Y esta puede ser mucha.
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