Cada verano, los tres centros salesianos en Siria, ubicados en Damasco, Alepo y Kafroun, organizan actividades y campamentos que benefician a cerca de 2.200 niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Estas iniciativas representan una fuente vital de alegría y desarrollo personal, especialmente en un país marcado por más de una década de conflicto armado. Sin embargo, este verano las actividades de verano han estado marcadas por un contexto de inseguridad creciente.
La caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024 y el nuevo gobierno interino generaron expectativas de mejora entre la población. No obstante, la vida ha seguido siendo muy complicada para la población siria. Así, en la región de Latakia se han sufrido intensos enfrentamientos y en julio se desató un estallido violento en el sur. Esto hizo que más de 176.000 personas tuvieran que abandonar sus hogares, una vez más.
Presentes entre los menores y jóvenes
El 22 de junio, un atentado suicida en la iglesia ortodoxa griega de Mar Elías, en Damasco, dejó al menos 25 muertos y decenas de heridos. Este ataque coincidió con el inicio de las actividades de verano en el centro salesiano de la capital. Las actividades tuvieron que ser canceladas por seguridad. Pero, posteriormente, los misioneros salesianos reanudaron las actividades previstas, aunque con estrictas medidas de seguridad y en grupos algo más reducidos. Aun así, el centro de Damasco ha seguido ofreciendo apoyo emocional y psicológico, conscientes de la necesidad de que menores y jóvenes recobren cierta normalidad en sus vidas.
En Alepo y Kafroun, donde la situación es más estable, las actividades pudieron retomarse tras una suspensión inicial de una semana en señal de duelo y como medida preventiva. Los misioneros salesianos han explorando alternativas que permiten a los niños, niñas y jóvenes vivir experiencias enriquecedoras sin comprometer su seguridad. “Seguiremos presentes”, aseguran desde el consejo pastoral de Damasco.
“Los misioneros salesianos en Siria mantenemos nuestro compromiso de estar cerca de menores y jóvenes en los momentos más difíciles. Adaptándonos a las circunstancias, continuamos ofreciendo espacios seguros para el juego, la expresión y la esperanza”, afirman.
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