Los jóvenes, bajo la mirada de Don Bosco, sueñan su futuro

13 septiembre 2024

Julio y agosto han sido dos meses intensos de actividades con jóvenes en los ambientes salesianos de nuestro país. Sí, ya sé que era tiempo de vacaciones, pero ha sido también tiempo donde unos 15.000 jóvenes han participado en actividades educativas de tiempo libre, otros 600 recorrieron los lugares salesianos del norte de Italia, y 375 –de todo el mundo– participaron en el Sínodo salesiano de los jóvenes. Muchas de estas iniciativas las encontraréis en las páginas de este número del Boletín Salesiano.

Me llama la atención la capacidad de salesianos, salesianas y muchos animadores y educadores de convocar a los jóvenes, caminar junto a ellos en numerosas iniciativas en las que, ellos mismos, son los protagonistas. Como novedosa, me gustaría destacar el Sínodo de jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), un espacio de reflexión celebrado en Turín del 11 al 16 de agosto, con motivo del Bicentenario del Sueño de los 9 años de Don Bosco.

Conversando con Pablo Osorio, un joven de la casa salesiana de Puertollano que ha sido el secretario general de ese Sínodo salesiano, me comentaba algunas ideas que se han subrayado en la reflexión de esos días. Una reflexión que han realizado y plasmado los propios jóvenes. En ese Sínodo participaban unos 300 jóvenes de 94 países, acompañados por unos 60 salesianos y salesianas que, por cierto, no tenían derecho a voto en las asambleas. Los jóvenes fueron los protagonistas de las reflexiones que giraban sobre la idea de cómo hacer realidad los sueños de los jóvenes sobre ellos mismos, la Iglesia y la sociedad, y cómo concretar el sueño de Dios, la vida de fe, para cada uno de ellos.

Me hablaba del deseo, allí expresado, de construir la propia identidad basada en la fe para cumplir los planes de Dios. Emergía el anhelo profundo de transformar la realidad familiar, creando hogares donde se reflejen los valores evangélicos. Se hablaba de la importancia de la educación, de la participación activa en la sociedad, para que sea más justa e inclusiva, y de la responsabilidad por el cuidado de la ‘Casa Común’. Los jóvenes del MJS soñaban con una Iglesia más abierta, acogedora, capaz de dialogar y acompañar a los jóvenes en su camino vocacional. Y pedían que el MJS creciera en sentido de pertenencia y protagonismo en la Iglesia y en la sociedad.

Pronto saldrá el documento completo con esas indicaciones y reflexiones que servirán para orientar la acción educativo pastoral de nuestros ambientes. Nos toca ahora, en este curso que empieza, renovar nuestro compromiso por acompañar a los jóvenes en su crecimiento integral, siendo conscientes que tenemos una juventud comprometida con la construcción de un futuro más justo, inclusivo y en armonía con los valores cristianos. Nos lo piden los mismos jóvenes.

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