Este mes ha sido un poco complicado, por una situación familiar delicada quiero recordar a esas personas que nos hubiera gustado que fueran eternas pero ya no están con nosotros, pero sí en nuestros corazones.
Ahora mismo estás pensando en tu familia, quizás tu madre o tu padre, tus abuelos, algún tío, o quizás en algún otro miembro de tu familia que se fue antes de tiempo. Recuerdas momentos, algunos tristes y otros alegres, algunas frases que siempre decían y tienes muy claro lo que te dirían si les pidieras un consejo para alguna situación difícil por la que estés pasando.
Ojalá fueran eternos porque nos regalan momentos únicos e inolvidables. Pienso especialmente en los abuelos, son los que nos regalan ese amor infinito, energía inagotable y una gran sabiduría de la vida. Nuestros abuelos nos han regalado su tiempo y, por supuesto, la más grande de las sonrisas.
Quiero recordar a algunas personas en especial. Hace muy poquito tiempo, falleció la abuela de una de mis mejores amigas, que se fue apagando a lo largo de muchos días poquito a poquito. Una mujer con una gran familia, de la que estuvo pendiente hasta el final. Hace unos meses falleció el padre de otra de mis amigas, que tristemente nos dejó de forma inesperada y al que afortunadamente conocí. Una persona que siempre me acogió en su casa con los brazos abiertos, con una sonrisa incansable y unas palabras siempre amables y educadas.
Gracias a la vida que me ha dejado conocer a mis cuatro abuelos, de los cuales tres se fueron hace tiempo, pero que recuerdo cada día. Finalmente, doy las gracias a mi abuela, con la que más tiempo he compartido, que me ha regalado tantas comidas, meriendas, risas y mucha sabiduría.
Ojalá todos ellos fueran eternos.
0 comentarios