Uno tiene la impresión de que nos movemos a golpes de corazón. Ocurre una desgracia como la DANA reciente del Levante español, inundaciones, el volcán de La Palma, el Prestige… y momentáneamente surgen movimientos de solidaridad en todas las direcciones y desde todos los puntos cardinales. Y está bien; los movimientos del corazón son muy saludables y hacen mucho bien.
Sucede algo parecido a lo que se dice que ocurre con la historia, que en ocasiones parece que solo funciona a ritmo de bodas de plata, cincuentenarios, centenarios, sesquicentenarios…
Pero, ¿y el día a día? ¿Qué ocurrirá con las gentes de esas bonitas tierras de Cheste y comarca (también del resto de comarcas afectadas), donde alguno pasamos tres maravillosos años de nuestra adolescencia, en el Centro de Orientación de Universidades Laborales? Después de Navidad, en el nuevo año 2025, ¿alguien se acordará de que existen y de que las necesidades persisten? ¡Ojalá sea así!
¿Ya en el olvido…?
Recientemente, el 19 de septiembre de 2021 se activó un volcán en la isla de La Palma (Canarias), que tuvo consecuencias desastrosas para la ecología y para la economía de aquella isla española. ¿Seguimos acordándonos de ellos, especialmente de los que todavía están en barracones o no han alcanzado sus legítimas aspiraciones de conseguir lo que perdieron?
Otro 19, esta vez de noviembre de 2002, un carguero emponzoñó las costas de Galicia de chapapote. En realidad, no solo emponzoñó las costas, las playas, despertó la conciencia socioambiental de parte de la sociedad española como nunca había ocurrido y opacó el diálogo en la comunidad política gallega y nacional. El grito de “Nunca máis” es un grito que también ahora deberíamos seguir repitiéndonos unos a otros por las muchas cosas que están ocurriendo.
Me parece importante apelar a nuestra conciencia moral y ética que es la capacidad para sentir, juzgar, deliberar (argumentar), actuar conforme a nuestros valores morales de forma coherente, persistente y autónoma e impulsar un valor a incrementar en nuestras sociedades qué es el civismo, el cual supone la observación de unas pautas mínimas de comportamiento que nos permitan vivir en colectividad, vivir en comunidad.
Ojalá esta conciencia cívica vaya creciendo y moldeando nuestras sociedades, transformando nuestra solidaridad puntual en una solidaridad continua que nos conduzca a no olvidar nunca a los necesitados de Valencia, de La Palma… y de todos los rincones de nuestro pequeño mundo.
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