No voy a revelar ningún secreto si digo que los adolescentes y jóvenes de hoy en día pasan mucho tiempo viendo videos en su teléfono móvil, especialmente en TikTok. De hecho, los datos nos muestran que un adolescente puede pasar entre 1,5 y 3 horas diarias viendo videos, uno tras otro con el simple gesto de subir un dedo. Este hábito conlleva una disminución de tiempo para actividades académicas, sociales y físicas. Pero también tiene un impacto emocional debido a la exposición prolongada a estos contenidos que pueden influir en su percepción de la realidad y su autoestima.
Una de las tendencias populares en esta red social son los videos etiquetados con las siglas “POV”. Estas siglas provienen del inglés “Point of View”, que sería algo así como “Punto de Vista”. En estos videos, los creadores de contenido se ponen en el lugar del espectador, simulando situaciones desde una perspectiva en primera persona. En ellos podemos ver escenas que representan escenas cotidianas, momentos emotivos o situaciones imaginarias.
En un primer momento, estos videos podrían parecer inofensivos y mero entretenimiento, pero creo que es necesario hacer una pequeña reflexión sobre ellos y acompañar a los adolescentes para que tengan una mirada crítica cuando los ven.
Imitación de conductas
Uno de los primeros elementos a tener en cuenta es la imitación de conductas. Los niños, niñas y adolescentes a menudo desean imitar lo que ven en estos videos. Es importante dialogar con ellos sobre la diferencia entre el contenido de los videos que ven y que ellos creen que son reales y la vida real. Ayudarles a entender que no todo lo que ven en TikTok es la vida real. Esto es porque la mayoría de las veces piensan que los videos que están viendo son creados por personas que son como ellos y les lleva a identificarse con lo que ven.
Esto puede generar expectativas irreales sobre lo que están viendo. La mayoría de los videos cortos que ven en sus teléfonos móviles pueden presentar vidas perfectas o situaciones idealizadas. Como adultos, debemos ayudar a entender que el video no siempre son representaciones que reflejan la realidad. No se debe comparar su vida con lo que ven en las redes sociales. Esto es fundamental sobre todo para educar en la autoimagen.
Es crucial ayudar a los adolescentes a ser críticos con el contenido que consumen. Hacerles preguntas sobre lo que ven y por qué les gusta les ayudará a desarrollar un pensamiento crítico y a no aceptar todo el contenido como verdad absoluta.
Otro elemento indispensable es establecer un tiempo de uso de pantalla y diversificar los contenidos que ven. Videos de móvil complementados con ficción en la televisión y algo de lectura, para tener una visión mucho más amplia de la realidad.
Y como no puede ser de otro modo, asegurar actividades fuera de línea que promuevan la actividad física y el contacto con otros será la única manera de entender de verdad el mundo real.
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