Te estás bañando, piensas en el desayuno.
Estás desayunando, piensas en el trayecto.
Estás en el trayecto, piensas en el trabajo.
Estás en el trabajo, piensas en la llegada.
Llegas a casa y piensas en mañana.
Hoy, no has estado presente.
Hoy, no has vivido el “ahora”.
Te estas perdiendo la vida misma.
He leído por casualidad durante el desayuno estas palabras de Eckhart Tolle y me han hecho mella. ¿Por qué? No lo sé. No es que sea muy novedoso lo que dicen, pero esta mañana me han tocado la fibra sensible. Quizá porque, gracias a ellas, he sido consciente de que llevaba unos días así. ¿Te pasa a ti también? Siempre con la cabeza en otra cosa.
Me ha asaltado una pregunta que no se me va: ¿Qué te estás perdiendo, Irune? Por ir así, a mil por hora.
¿Qué te estás perdiendo?
En la ducha, todas esas sensaciones en tu cuerpo y tus sentidos… En el desayuno ese olor a tostada y café, ese paladeo… En el metro, esas oportunidades de mirar a cada ser humano que te rodea y sentirte conectada, atenta… ¿Y en el trabajo…? ¡Cuántas cosas! ¡Cuántas vivencias! Son gratis… y nos las perdemos.
“Donde pones la mente, ahí está tu corazón”, dice otra frase. Qué verdad. Pero realmente, ¿dónde están nuestros corazones si nuestra mente no está a lo que está? Con los pensamientos pululando de acá para allá, pensando siempre en lo siguiente: ¿Seremos capaces de mantener nuestro corazón sereno, enfocado, atento?
¿Cuánto nos estamos perdiendo? ¿Cuántas sensaciones, vivencias, oportunidades de sentir, disfrutar, ayudar, compartir?
Estamos a las puertas de la Navidad. Aprovechemos para volver nuestra mirada a ese “Diosecito” en la cuna y recordemos sus palabras: “Si no os hacéis como niños…”. Vivamos la vida con ojos y corazón de niño. Como ellos. Atentos y curiosos cada minuto; observando, descubriendo y disfrutando.
Eso es vivir “viviendo”, ¿no? Vivir con pasión.
Pues venga, vivamos entonces Apasionados x la vida, ese gran regalo hecho de momentos que hemos tenido la suerte de recibir. Cuántas veces lo habremos cantado en misa: No dejes que pase tu tiempo sin más.
Fuente: Boletín Salesiano
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