Ayer fui corriendo al supermercado a última hora a comprar algunas cosas para la supervivencia familiar; ya sabéis. Iba sin bolsa ni nada y pedí una de esas que ahora venden. Me la colgué al hombro y, al llegar a casa, me puse a vaciarla y, cuando iba a doblarla, leí lo que ponía. Ponía: “Quiero, puedo y me lo merezco”. Y pensé: No. En las bolsas también, no.
“Date el amor que nunca recibiste” o “Porque yo lo valgo”… ¿Nos suenan?
¡Cómo juegan las grandes compañías con nuestros sentimientos! Y a veces los psicólogos.
”Quiero”… Interesante… Todos queremos algo. Aunque a veces no sabemos lo que queremos. No es fácil.
“Puedo” … Esto ya es más discutible… A veces se puede y a veces no. Y no pasa nada.
Y “me lo merezco”… Esto ya es mucho decir…. ¿Por qué me lo voy a merecer? ¿Seguro? ¿Qué méritos tengo? ¿Cuánto me he esforzado?
Qué fácil es sentirse víctima. Como si el mundo nos debiera algo… ¿Qué se nos debe?
Como si nos pasáramos la vida sacrificándonos por todo y por todos. … ¿Es así?
Cómo si nadie fuera capaz de querernos y ver lo que somos, sentimos y valemos… ¿Es verdad?
¿Dar o recibir? … ¿Ayudar o esperar? … ¿Querernos o que nos quieran?…
¿De dónde vienen esas dicotomías? ¿Qué sentido tienen?
Como cristianos ¿tenemos que subirnos a este carro?
Hay quien nos invita a ponernos frente al espejo mírate y hablarnos con todo nuestro amor y decirnos cosas como: Te amo y eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Soy muy feliz teniéndote. Te mereces todo lo mejor y te daré lo mejor de mí.
Igual estoy equivocada; pero, como seguidora de Jesús siempre he pensado que el centro ha de estar en el otro; sobre todo, en quien más lo necesita. “Amar es dar la vida por los demás”, nos dice, y “quien quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.
Primero amarnos para amar a los demás… Pero eso no creo que sea así. No es cuestión de un antes y un después; sino de un “a la vez”.
Dicen los expertos que nadie vive dentro lo que no ha experimentado fuera. ¿Cómo querernos si no nos hemos sentido queridos por nadie? Si no queremos a los demás ¿Cómo van a aprender a amar y a amarse?
Esto, creo yo, es una cadena: Amar y ser amados. Amar y hacer que se sientan amados. Amar y enseñar a amar… En conclusión: Amar primero… a imagen y semejanza de nuestro Padre Dios, como dice Juan. Amar tomando la iniciativa. Amar.
—«Hay quien nos invita a ponernos frente al espejo mírate y hablarnos con todo nuestro amor y decirnos cosas como: Te amo y eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Soy muy feliz teniéndote. Te mereces todo lo mejor y te daré lo mejor de mí.»—
*Quiero agradecerte este comentario e invitación, pienso es el compendio de un exahuastivo examen de conciencia, en el que encontramos la realidad de nuesdtra esistencia*
*Solamente un álma grande como la tuya puede realizar este tipo de consideraciones, ¡ENHORABUENA! y gracias por compartir, un barzo, floren…