Agosto ha sido, este año, un mes con color y calor salesiano. Además del Campobosco, en la Tierra Santa salesiana, y la participación del MJS en el encuentro europeo de jóvenes de Compostela –de ambos eventos informamos en el Boletín Salesiano del mes de septiembre–, el 5 se clausuraba el 150º Aniversario de la fundación del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, las Salesianas.
En Madrid, el cardenal salesiano Cristóbal López presidió una eucaristía en la casa Provincial de las FMA. Animó a las salesianas a mirar al pasado con gratitud, a vivir el presente con pasión y a afrontar el futuro con esperanza. En el marco de la misa, seis jóvenes salesianas renovaron su consagración religiosa, un signo de alegría y esperanza.
Las Salesianas han afrontado este acontecimiento con un trienio de preparación que arrancó en agosto de 2019. En estos años previos se centraron en el agradecimiento por la fundación del Instituto y la figura de Madre Mazzarello (Maín), la acogida de la llamada de la Virgen a Maín (“A ti te las confío), y en la actualización del carisma para proyectar con audacia el futuro.
No perder la inspiración original
La Familia Salesiana celebra con agradecimiento estos 150 años de vida del Instituto, la concreción en femenino del carisma salesiano que nació del encuentro de dos gigantes de la santidad, Don Bosco y Madre Mazzarello, que unieron intuiciones educativas para los chicos y las chicas de su tiempo y que hoy continúa en cada una de las 11.500 salesianas. Una complementariedad maravillosa que se ha desplegado a lo largo del mundo y hoy es una hermosa realidad presente en 97 países.
Sor Chiara Cazzuola, Superiora General, en un mensaje enviado el día del aniversario a las Salesianas, señalaba, precisamente, que “la riqueza más grande del Instituto no son las estructuras, aunque buenas y eficientes, sino cada una de vosotras con su fidelidad a Jesús y a la misión que Él nos confía”. También las animaba a hacer “florecer el carisma en el tiempo y en las culturas orientando las opciones hacia el bien de la juventud, especialmente de las mujeres”, sin “traicionar nunca la fecundidad carismática de los orígenes”.
Un camino de fidelidad creativa a los orígenes que continúa 150 años después; camino en el que toda la Familia Salesiana se siente implicada. Y miramos, con gratitud, a nuestras hermanas salesianas pues siguen siendo, hoy, “un monumento vivo de la gratitud de don Bosco a la Gran Madre de Dios”, como decía el mismo Don Bosco.
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