Han vuelto las competiciones deportivas, los concursos escolares, las ofrendas de flores de los más pequeños y de las familias, las verbenas en las que participa todo el barrio donde están las casas salesianas, las excursiones y barbacoas de los chicos y chicas de nuestros centros. Han vuelto, también, las novenas multitudinarias, los triduos, las celebraciones especiales, las procesiones por las calles de pueblos y ciudades donde hay una presencia salesiana. También en lugares donde no hay comunidades salesianas, pero en los que ha prendido la devoción a la Virgen de Don Bosco.
Y, es que, precisamente la devoción a la Auxiliadora, es una seña de identidad salesiana. Alguna vez nos han preguntado cómo hacemos los salesianos para grabar a fuego la figura de María Auxiliadora en el corazón de los jóvenes. Todas nuestras casas se convierten en un bullir de actividades de todo tipo, en clima de familia, de fiesta, alrededor de la Madre. Junto a ello, el recuerdo cada 24 de mes, los calendarios, la jaculatoria de “Auxilio de los cristianos…”, la insistencia en acudir a la Virgen… son elementos que van calando, entrando en la vida de los jóvenes. Sabemos bien que a nosotros nos toca sembrar y presentar la figura de María como mujer creyente modelo para los discípulos de Jesús, y como Auxiliadora a la que acudir con confianza en todos los momentos de la vida.
Apostando por los jóvenes
También en mayo, dejamos constancia en este número del Boletín Salesiano, hemos visto otra de las señas de identidad salesiana. Se trata del certamen de proyectos de Formación Profesional Básica celebrado en Madrid. Esto nos da pie para presentar la atención de nuestros centros a este tipo de formación. Desde hace años venimos apostando por estos cursos destinados, mayoritariamente, a jóvenes con mayores dificultades a nivel académico, social o familiar.
Y nos sentimos orgullosos de la respuesta que dan los centros salesianos a miles de estos jóvenes. Profesores muy vocacionados, programas específicos, atención especializada, puente con empresas y prácticas laborales, están permitiendo que muchos jóvenes descartados por el sistema educativo vuelvan a encauzar sus vidas.
Recuperando la normalidad de la vida de nuestras casas, podemos decir que mayo ha vuelto a ser un mes típicamente salesiano, donde hemos vivido con pasión, bajo la mirada maternal de la Auxiliadora, nuestra misión educativo pastoral en medio de los jóvenes.
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