Me encanta una frase que dice: “Nunca se da tanto como cuando se da esperanza”. Vivimos tiempos difíciles y es tan necesario agarrarnos a ella, la Esperanza cambia el día más negro y triste en el sol de la ventana más luminosa que existe. La Esperanza son sones de campanas repicando y para aquel que las oye son oraciones llamando, la Esperanza no es la pena que a todos nos va matando, la Esperanza es la alegría que a la pena va cambiando. Es el nombre al que se aferran de la forma más sublime exaltadores de mi tierra cuando componen y escriben, la esperanza es el amor, una amistad sana y franca, un hombro en quién apoyarse, es plantar una semilla, es el nombre al que se ancla con un fondo de arrecife nuestra cadena del alma y arrancarla es imposible.
Quien iba a imaginar que… aquellos sueños de infancia y la inocencia guardada recorrieran la distancia que hay ahora en mí, rendida a tus plantas y la Esperanza del mundo volviese cada diciembre.
Quien iba a imaginar que… lo que dijo Isaías se cumpliría en Belén y aquel niño tan pequeño que nos mira sonriente fuera de todos, el sueño.
En nuestra familia salesiana tenemos dos modelos magníficos de esperanza: La Virgen nuestra Auxiliadora y Mama Margarita, ella enseño a Juanito Bosco a saludarla tres veces al día…. Y es que nadie mejor que María sabe de esperas y de de esperanzas, decir su nombre bajito con su rostro en las pupilas hace llegar el alivio, cierran antes las heridas y ponerse frente a Ella con su mirada bendita otorga fe y confianza a aquel que la necesita, caminar junto a la Virgen como una vela prendida es la cuenta del rosario que regenta nuestra vida.
Nos encontramos inmersos en esos días en que nuestra alegría e ilusión nos empuja a participar en una fiesta entrañable, en la que todos nos sentimos más cercanos de aquello que amamos. Os animo a vivirla plenamente, por supuesto sin olvidar lo esencial, hemos abierto el corazón para que Dios encuentre un lugar en nuestra vida, en nuestros proyectos, hagamos que siga creciendo en él. Os invito a no dejar nunca de buscar hospedaje para nuestros sentimientos en el Belén de la Esperanza
Aprovecho para felicitar y hacer extensivo también a vuestras familias mis mejores deseos de paz, salud y felicidad para el nuevo año. Que la Esperanza y la Alegría virtudes tan salesianas y curiosamente junto a la Auxiliadora las advocaciones marianas de mi Casa de Algeciras os acompañen siempre.
Concluyo con una oración a la Virgen:
“Madre mía Auxiliadora capitana de mis sueños, bendice a los que nos rigen con humildad y con acierto, bendice a todo el que cumple la palabra con ejemplo y bendice a nuestra Tierra, con la Paz que tanto queremos. Enamorémonos de Ti, y sigamos tus huellas, merece la pena, protégenos mi Señora de todo lo malo que ocurre en nuestro tiempo, cúbrenos bajo tu manto, que pase de largo el miedo.” Amén.
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