Superación y deporte, lecciones de vida y resiliencia

El Rincón de Mamá Margarita

21 agosto 2024

Mayca Crespo

Mayca Crespo

Tocar fondo puede ser el trampolín que uno necesita para salir a flote. Aquellos que han conocido la derrota y el sufrimiento, que han llorado de frustración y logrado sobreponerse a la adversidad, irradian una luz especial que es imposible ignorar. Nos emocionamos con historias de superación porque nos brindan esperanza y nos hacen creer en la bondad intrínseca del ser humano.

Aunque sabemos que no todos los que trabajan duro alcanzan el éxito que anhelan, también reconocemos que quienes lo logran, sin duda, han tenido que esforzarse al máximo.

Estamos viviendo un verano muy deportivo. Figuras como Carolina Marín, Carlos Alcaraz o Ana Peleteiro, al igual que muchos otros deportistas españoles, no lo han conseguido. No, ese sueño tan perseguido, tan peleado y sufrido de ser él o la mejor, no ha sido posible. Han llorado, se han enfadado con todo el derecho, pues la frustración ante la derrota, la rabia por los sacrificios que llevan en sus espaldas, conllevan un precio alto a nivel personal, familiar y laboral. Pero una vez superado ese primer momento, les ha podido la deportividad y el compañerismo.

Aunque la mayoría no han recibido el reconocimiento deportivo mundial que buscaban, han ganado una valiosa experiencia de aprendizaje, una medalla emocional y de crecimiento personal. Nos han enseñado la grandeza del deporte y la competición sana, donde la solidaridad y la empatía prevalecen, trascendiendo naciones y banderas.

Los deportistas están hechos de una pasta especial, forjados en la superación de obstáculos y tropezones. Nos han demostrado que saben levantarse con humildad, ya que ese camino de superación no es nuevo para ellos; lo han recorrido muchas veces para llegar tan alto. Han conseguido estar entre los mejores no sin haberse caído y levantado innumerables veces.

Todos ellos se quedan con el poderoso sentimiento del trabajo bien hecho, la perseverancia y el orgullo de haberlo dado todo, con independencia del resultado. Nos han enseñado que la confianza en uno mismo y en sus equipos es el primer secreto del éxito. Aunque este no esté asegurado, nos han demostrado que el fracaso tampoco es el final, y el coraje ha sido el motor para continuar.

Tener una razón por la que luchar es crucial, pero igual de importante es tener a nuestro alrededor personas que nos animen a emprender y a seguir adelante. Nos enseñan que el verdadero aprendizaje reside en el camino, no en la meta. Tener un objetivo en la vida es esencial para sentirse útil y darle sentido a nuestra existencia.

Debemos apostar por el deporte, sin ninguna duda. El deporte es un pilar fundamental en nuestros centros salesianos y sus proyectos educativos pastorales. Es un camino para llegar a ser aquello que Don Bosco nos decía: “buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Aunque la mayoría de nuestros jóvenes no se conviertan en deportistas de élite, los valores que proporciona el deporte, como el compromiso, la constancia, el esfuerzo, la superación, la resiliencia, las normas y el respeto, son una riqueza incalculable. Estos valores, aunque no los conviertan en deportistas de élite, sin duda les proporcionan las herramientas para ser mejores personas.

En este contexto, el papel de los entrenadores, educadores, madres y padres es fundamental. Son ellos quienes, con su dedicación y ejemplo, inspiran a nuestros jóvenes a perseverar y a mantener una actitud positiva ante los desafíos. La capacidad de transmitir no solo técnicas deportivas, sino también valores éticos y morales, convierte a estos referentes en pilares del desarrollo integral de los chicos y chicas. Ellos nos muestran que el verdadero triunfo no siempre se mide en medallas y trofeos, sino en la capacidad de enfrentar la vida con integridad, resiliencia y un espíritu inquebrantable.

En cada entrenamiento, en cada competición, se forjan no solo atletas, sino también seres humanos completos, preparados para contribuir positivamente en la sociedad. Así, el deporte se convierte en una escuela de vida, donde se aprenden lecciones que trascienden el ámbito deportivo y se aplican en todas las facetas de la vida.

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