Un color especial

9 junio 2023

Unas semanas llevo intentando descubrir el misterio del asunto Vinicius. Por mucho que miro las imágenes de este señor no acabo descubriendo donde está lo extraordinario. Está claro que un sucedido que está en todos los informativos, debates y programas de investigación, durante más de un día, ha de tener un protagonista especial. He llegado a entender que el asunto serio ha sido los insultos y comentarios, sobre el color de su piel, que unos energúmenos han proferido contra este deportista. Algo, totalmente, rechazable y denunciable.

Con lo que, verdaderamente, sigo dando al magín, es el nivel de cobertura mediática como si fuera algo ajeno a la realidad cotidiana. Mirando la imagen de esta persona que juega al fútbol, me concentraba en la diana de los comentarios, su color de piel. Me he esforzado en averiguar la diferencia con la dermis de Mamadou, Pape, Eric, Marius, Abu, Aris, y otras muchas personas que conozco…¡no soy capaz de encontrarla!
Más tarde caí en la cuenta que este futbolista no es africano, sino de un país sudamericano, y continué con el ejercicio de los parecidos. Sin embargo, no encontré gran diferencia con el color de piel de David, Christian, Saúl, Elisa o Yanet. Todo esto hacía crecer más mi curiosidad. ¿Qué tendrá de especial el color de la piel de Vinicius? Seguí buscando.

Después de unos días, creo que he descubierto el color especial que buscaba y la diferencia con las otras personas con las que comparé. El color especial es el verde, el verde del dólar, del euro, del dinero. Por tanto, he descubierto que hay dos tipos de racismo. Un racismo “a secas” propio de los que gritan desde las gradas del campo o desde otro cualquier sitio, y un racismo aporofóbico (nunca agradeceremos suficiente este concepto a Adela Cortina) típico de una sociedad hipócrita o demasiado cegada y sorda por el poder y el ruido de los medios de comunicación.

En conclusión, ni uno ni otro son aceptables. Sin embargo, el segundo tipo de racismo es más peligroso pues conlleva dos tipos de discriminación y, además, hace invisibles a tantas personas que son gritadas e insultadas por el color de su piel en los trabajos, instituciones educativas, la vía pública, en las fronteras o en el bloque de vecinos. Pero, también cubre con “la capa de invisibilidad” a tantas personas que gritan e insultan en esos foros indicados y se indignan por el caso de Vinicius. Estos últimos, sí que son de un color especial, el de la hipocresía y el postureo social.

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