Estamos en pleno verano y los tiempos han cambiado. Las tiendas de fotos y las cámaras con carrete quedaron en el pasado. Ahora, todo es inmediato y cada uno de nosotros toma fotos de la playa, el campo, monumentos directamente con nuestro móvil. Las rutinas fotográficas en vacaciones han cambiado. Ya no hay álbumes de fotos ni necesitamos revelarlas.
Los grupos familiares de WhatsApp nos permiten compartir instantáneamente fotos de esa deliciosa paella que hemos comido o cómo el más pequeño de la casa se divierte en el agua con el flotador que le compró el abuelo. Todo muy familiar, todo muy normal.
Los hijos en Redes
El problema surge cuando cruzamos la línea y en lugar de dejar esas fotos en el ámbito familiar, las publicamos en redes sociales abiertas o en estados de WhatsApp, o bien alguien del grupo familiar las comparte con otros grupos o en otras redes. Puede suceder que una foto en la que salimos en bañador esté circulando y no nos sintamos del todo cómodos de qué personas fuera de nuestro círculo puedan verla.
Pero si queremos complicarlo aún más, puede ocurrir que circulen fotos de nuestros hijos y nietos con las que ellos no se sentirán cómodos en el futuro. Según la página web de la Fundación Orange, “al cumplir los 6 meses, el 81% de los bebés tiene presencia en internet” y, aún más preocupante, “el 56% de los padres publica fotos potencialmente vergonzosas de sus hijos”. A este fenómeno se le conoce como sharenting, una combinación de las palabras share (compartir) y parenting (crianza).
El sharenting se refiere a publicar en línea fotos, videos o detalles personales de los hijos en las redes sociales. Los padres pueden hacerlo con la intención de compartir momentos especiales con amigos y familiares, pero puede tener consecuencias negativas, ya que a veces también se mencionan problemas de conducta, salud o cuestiones académicas desde una perspectiva personal. Por ejemplo, frases como “no puedo más con mi hijo, tiene la habitación muy desordenada”. Esto significa que los menores están presentes en las redes o grupos familiares sin su consentimiento, lo cual puede tener un impacto negativo en su vida futura.
Existen muchos problemas asociados con el sharenting, la pérdida de privacidad de los niños, la posibilidad de que la información se utilice en su contra en el futuro, la falta de control sobre su propia identidad digital a medida que crecen y el riesgo de exposición a personas malintencionadas (gran parte del material inapropiado incautado a pedófilos y pederastas proviene de publicaciones abiertas en redes sociales).
Es importante que seamos conscientes de los riesgos del sharenting y consideremos cuidadosamente lo que compartimos en línea sobre los menores.
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