VEJER SIN FRONTERAS, LAS RANAS MÁGICAS DE LA JANDA

De andar y pensar   |   Paco de Coro

17 julio 2024

NUEVO LIBRO PACODECORO 80

 

PRÓLOGO

  1. Las ranas

¿Por qué las ranas?

¿Por qué la rana?

Porque la rana no deja de croar y croar en toda la literatura y en la filosofía, desde que Baco se embarca con Caronte en la Laguna Estigia y tiene un encuentro prodigioso con estos sapos maravillosos, dulces e inocentes, de color verdoso, con los ojos saltones y las patas posteriores configuradas para el salto.

Ahí es nada y tal y qué sé yo: saltar

Saltar y escabullirse entre los juncales

Saltar y desaparecer detrás del viento

Saltar y cruzar boyas y banderas

Saltar y asomarse a preludios de cólera fría

Saltar y surcar pistas sin brújula

Saltar y hurgar oscuridades

Saltar y empapar por las salpicaduras

Caronte intenta, inútilmente, convencer a Baco que le son propicias. Pero la oscuridad agranda el volumen y el choque de las aguas. El mar nunca es una llanura en las borrascas, sino una cuesta llena de fosos.

“Las ranas” de Aristófanes no croan para la fábula, no,

sino que constituyen el coro de los reproches para Eurípides,

en un ajuste de cuentas literario. Las deudas hay que pagarlas.

Las ranas suelen interpretar papeles excelsos

cuando se transforman en fábula o en experimento científico,

muchos años antes que los consabidos ratones pacientes.

Fascinan a los niños, mucho antes que a algunos gourmets.

Este libro quiere ser una travesía libre, desenfadada,

por el charco de mi memoria,

un recuerdo de los cánticos, desde los pozos de los días

que han poblado mis sueños de niño o de adolescente,

antes de que aparecieran las estrellas… en Vejer de la Frontera.

Estas ranas fantásticas me acompañaron en frágiles maletas

cartón-piedra de muchacho, y algunas se quedarán abandonadas (no  había otra) en las pensiones sin pagar de Roma, Oxford o París. O sea.

  1. Las ranas de la Janda

Desde Clío, la musa de la Historia, hasta Aitana Sánchez-Gijón, la musa de la posmodernidad.

Desde el lúcido Vicente de Paul al peligroso Juan Bosco hechicero.

Desde los geniales baturros Goya o Buñuel, con un ego incontenible,

hasta el “Padre Jandilla”, ferozmente santo.

Desde los empecinados, sabios y superdotados

profes de la Gregoriana, Villoslada, Batllori, Martina

hasta los descarados diputados de las Constituyentes de 1869:

Puig y Capdevila, Silvela, Topete.

Desde Ailan Kurdi, el pequeño sirio de origen kurdo,

ahogado en una playa de Turquía en 2015, cuya foto hizo llorar al mundo,

a los centenares de subsaharianos que llegan a Vejer, Algeciras o Barbate.

Desde el intrépido salesiano Oberti que trajo a Cádiz

la formación profesional para los chicos a finales del XIX

hasta Pérez Godoy, midiendo los cielos de la Costa de la Luz,

“le caben en sus manos las aguas del mar entero”.

Desde Galilea hasta Judea, se pega una eucaristía consagrada

a la angustia de Nuestro Señor, en el Domingo de Ramos,

a todos los vejeriegos, humedecidos sus labios al mirar

a su Cristo de la Oliva procesionando el miércoles santo.

Desde los semilleros de migrantes subsaharianos (guineanos,

ghaneses, costamarfileños), hasta las cicatrices medio

cosidas a puntadas en el alma de marroquíes, argelinos, senegaleses,

por los héroes de Cruz Roja y salvamento marítimo.

Desde los ecos del 11 M en llamas, golpeados sobre detonaciones,

sed y polvo de fuego, hasta el vértigo injusto de guardias civiles asesinados,

que bracean entre sus venas, hasta clavar su daga con el filo

oxidado de la muerte entre las olas.

Fugitivo ya de la vida, con ochenta años, llego a Vejer de la Frontera y me cautiva de tal manera que me siento obligado a escribir algo.

Así envejecer, aunque sea disminuir el paso, apoyarse en un árbol, en un hombro o en un bastón, se hace más firme al apoyarme en mis “ranas de la Janda”… Ellas han sido mis maestras silenciosas, y así saltando los siglos y las naciones hasta llegar al Califa escocés, el gusanillo de la comida árabe, o “mis queridos nacionalistas” de hoy, deudor de tantos premios. Ellas mis catedráticos libres gratuitos, los despertadores de mi pereza y de mi imaginación desde el Estrecho de Gibraltar. Al fin puedo exclamar, agradecido, ante sus libros como Harún-el-Rasid: “Cuando nuestra alma no puede disfrutar de la belleza del cielo, ni del perfume de los jardines, ni de la dulzura de la brisa, ni de la vista de las flores, no queda más que un remedio: leer porque el jardín más hermoso es una bolsa de libros”.

  1. Las ranas sabias

Por aquí y por allá encontrarás a algunos de mis autores, a boleo –son cincuenta y tantos años leyendo, los mismos sin televisión– los que me han ayudado a pensar, a luchar, a escribir; al final, somos también lo que hemos leído.

Si hace cincuenta años me perdí por el Archivo Secreto Vaticano leyendo los papeles –tantos– del gran Miguel de Molinos para mi primera tesis doctoral, hoy me encuentro felizmente atrapado y engullido en los mejores novelistas de “novela negra”: Jo Nesbo, Andrea Camilleri, Pietre Lemaitre, Connoly, la alavesa Sainz de Urturi, Paula Hawkins… y ya no lo puedo remediar… Hasta durante la pandemia me engullí el todo Dune, de Frank Herbert, y los tres de Patrick Rothfuss.

Dice Borges que el prólogo, cuando son propicios los astros, no es una forma subalterna, menor, de brindis. Esta introducción es apenas apenas una bienvenida, un saludo, una invitación al espectáculo –“Señoras y Señores, pasen y vean!– que puedan ver tras el biombo de las páginas que siguen; consta de una serie de semblanzas, de glosas, de retratos, de observaciones, de recopilaciones, una interpretación libre y caótica –a mi pesar “con orden y concierto”– de los grandes hombres que han dado más belleza y contundencia a mi alborotada vida, como fue definida por Juan Mari Laboa, gran amigo y mejor persona y ya preconcebida por Ricardo García Villoslada, el maestro supremo de la Historia de la Iglesia en la Gregoriana.

Están algunos de los que aprendí algo, sobre todo ahora en mi propia posmodernidad, porque uno ya tiene todas las épocas de la vida, las rojas, las rosas y las doradas.

Mis maestros, mis ranas, “también de la Janda”, con los mensajes de “Mamá Juanita”, de “Padre Jandilla”, de “Sor Dolores”, de “Guzmán el Bueno”, de “Aitana Sánchez Gijón”… y, con ellas, la Ilustración y la democracia. La rana presagiaba las crecidas del Nilo y junto al halcón y la lechuza se acercaba siempre a los reyes, a las princesas, a los duques. Simbolizan la buena suerte sobre todo, aunque hay quien las asocia a los espíritus inmundos.

Ranas sabias, las más besadas, las más besadas (nuestras Vírgenes de la Oliva, del Carmen, del Rosario), las más celebradas, émulas de los cisnes, que saben callarse para que sean los grillos los que las sigan en el concierto nocturno “de la laguna de la Janda” también. Claro.

  1. Las ranas amigas

Al asa de los mejores maestros que llegaron “a pico de oro”; echaban caramelos por la boca, nuestro amigo García Magán, obispo, cosmopolita, moderno y cima de humanismo, al pedirle que definiera mi vida en dos palabras, escribe: “Yo diría memoria y esperanza, memoria porque haces continua historia de ti, de los salesianos, de todos y de todo. Y esperanza, porque la memoria hecha nunca te deja anclado en el pasado ni encapsulado en el ayer, sino que te abre con novedad joven al futuro, a un futuro en cuyo horizonte último está el Señor de la historia”.

Existe en las escrituras sagradas una expresión: vestido de viento de Elohim. Se refiere a un hombre marcado por la profecía que ha de transmitir. Nadie excepto él sabe de qué vestido se trata. Te traigo ahora los juicios de valor de dos brazos de mar; en su momento alumnos, hoy grandes maestros. Pedro García Pérez, salmantino de pro, especialista en Unamuno y hoy director general del Instituto Italiano de El Cairo, en Egipto. Tenía y tiene una alianza con el viento de Medio Oriente, su corazón late ligero, cargándose de la energía arrojada por el cielo contra la tierra. A mis dos palabras dice: “Hondura y proyección. Mirada profunda que sabe de la intrahistoria de la vida, de las personas y sus menesteres. A través de las palabras enhebras dos facetas de la condición humana: la esperanza y la contradicción”. Y concluye: “¡Que Dios reparta suerte, maestro!” Va camino de Damasco, sin caballo, para dirigir la obra de los salesianos.

Y, en fin, Ignacio Echániz Salgado, amigo de todas las edades. Para mí debiera estar subvencionado como las medicinas. Diputado nacional en siete legislaturas. Es la sabiduría, la oratoria, prodigiosa y atinada, que proporciona momentos de felicidad, el dominio de la síntesis sin alardes, la claridad como cortesía –ya desde muchacho–, la transparencia, la lucidez expansiva, la metáfora como una forma más de pensamiento, la capacidad de rectificar del sabio. Qué más da lo que sea. A la petición de mis dos palabras responde: “De ti se pueden decir centenares de cosas buenas, lealtad, valentía, autenticidad, coherencia, amistad, modernidad, sana heterodoxia, servicio, erudición, tenacidad, liderazgo e imán de un particular Club de los poetas muertos… pero quizá las primeras que me vienen a la cabeza son que tu vida ha sido, está siendo… esencialmente, Fecunda y Trascendente.

CODA

En fin, nuestra época no es histórica, no es una época de datos, de recopilación simple de precisos datos. Estamos todos permanentemente expuestos –sobreexpuestos– a la omnipresencia de la actualidad, de las noticias, de las imágenes, de los fakes/bulos y, sobre todo, de la negrura.

Yo quiero hablar de la negrura, también en Vejer sin fronteras, pero al mismo tiempo me apetece hablar de la luz, de su luz, y no la veo demasiado en esta época. Está ahí, pero nadie la percibe, la mira, la toca y temo –siento– que si escribo algo sobre el mundo de ahora, la gente solo pensará en lo que va mal. Nuestra época –insisto– no es histórica, porque es instantánea. No hay silencio, ni secreto, ni misterio. Y tampoco hay lentitud.

Si por un lado es muy importante trabajar la belleza, pero no de forma ingenua, porque la negrura existe y está ahí (transmitir un mundo candoroso es una estafa a la verdad). Por otro, la Inteligencia Artificial se ocupa de tareas creativas, empujando fuera del escenario y del mercado a traductores, ilustradores, actores, escritores, asesores y otros. Es el capitalismo coaching. Es posible incluso que tenga una función higiénica de la escritura. Deo gratias!

DEDICATORIA

A la vuelta de unos años, brotó la semilla escondida de unos días en Vejer antes que el surco. La predicación de la novena de la patrona, la Virgen de la Oliva, descorchó toda la luz que los vejeriegos llevan dentro.

No puedo precisar en qué momento se aflojó el nudo corredizo de su recuerdo, sí el de su afecto cuando el último día de la novena, a rebosar su parroquia del Divino Salvador, sus aplausos mantenidos me dejaron atónito. Disimulé todo lo que pude. Estábamos delante del Señor presente sacramentado. Solo dije tres gracias, pero estuve profundamente emocionado. No se lo dije a nadie, ni a vuestro párroco de entonces Don Antonio Casado ni a vuestro alcalde Don Pepe Ortiz.

Pero el amor de un cura católico es también regreso, reto de los pájaros que presienten su fin. Escarba, pues, en las páginas de mi Vejer sin fronteras. Llamo otra vez más a vuestra puerta y os acompaño a la ermita de nuestra Virgen de la Oliva para tomar vuestras costumbres y vuestras tradiciones. He dicho.

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