Quizá me voy a referir a una sensación únicamente personal o quizá no. Percibo que cada vez estamos más conectados y menos comunicados. Tecnológicamente todo va tan deprisa que sólo lo pueden asimilar en profundidad unos pocos, pero nuestra capacidad de comunicarnos, me parece que es algo menor, o mucho menor….
Contamos con herramientas que se supone nos ayudan a esta comunicación. En la distancia, podemos “hablar” con amigos, compañeros de trabajo, en tiempos impensables hasta hace muy poco. Claro, muy poco para mí es hace 20 años (pero eso es toda una vida para algunos).
Quienes no hemos conocido en nuestra juventud esa conexión tan inmediata, tenemos la obligación de enseñar que se puede estar comunicado, aunque no uses esas conexiones. Y parece que son las conexiones las que mandan en nuestra forma de “comunicarnos” y se nos olvida usar la palabra y la mirada. Se nos olvida escucharnos y conectar realmente.
¿Por qué preferimos un mensaje de voz a una llamada? ¿Por qué formamos parte de mil grupos que no leemos? Vomitamos todo lo que queremos decir en dispositivos a través de Mensajes Directos, comentarios, búsquedas, reels, fotos, videos… y mil herramientas diseñadas para recopilar información. Y luego nos sorprende que una utilidad informática sepa más de nosotros que las personas con las que compartimos el día a día.
Siempre he sido una defensora del avance tecnológico, de las nuevas vías para conectar. Pero no lo quiero si nos olvidamos de comunicar, de hablar, de mirarnos. Si perdemos el interés por los grupos a los que pertenecemos. No hablo de los grupos de nuestros móviles, más bien de las personas que usan ese instrumento para hablar ¿seguro, para hablar?
¿Cuándo ha sido la última vez que has hablado con ese amigo lejano? Y no digo “chateado”. Pienso en hablar. ¿Y la última vez que te has sentado con tu pareja, tu amiga, tu madre, tu hijo, tu hermano o hermana de Comunidad y os habéis mirado a la cara sin móviles en las manos?
La mirada y la palabra, fundamentales para entender. Imprescindibles para amar. Al menos para mi.
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