ZABALO, DE PADRES GATOS, HIJOS MININOS

De andar y pensar   |   Paco de Coro

25 enero 2023

Dn. Ramón Zabalo Alkain

Salesianos Atocha

MADRID

Querido don Ramón:

Espero que al recibo de ésta se encuentre usted bien, yo bien gracias a Dios.

Es la primera vez que te escribo y escribo de ti, después de haber colgado una biografía tuya suficiente, responsable y contrastada en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia ya hace años, poco consultada por mis amigos salesianos en momentos de apuro, como el que nos ocupa.

Sabes que se están celebrando los fastos del 125 aniversario de la fundación de la presencia de los salesianos en Barakaldo, promovida por aquellos magníficos salesianos barakaldeses que todavía quedan. Pero como para mí no eres un recuerdo histórico, sino un acontecimiento personal te escribo esta carta porque estás vivo a tu manera.

Mira, conocer los acontecimientos de una época a través de documentos judiciales, notariales, parroquiales, es como estudiar las estrellas viéndolas reflejadas en un estanque. O sea.

Por San Juan Bosco de 1973 el director de Barakaldo, Raúl Cuevas, barakaldés también, me invitó a predicar el triduo de “Don Bosco” y ya quedé admirado del grupo de antiguos alumnos, que permanecían clavados en su pasado. Su actitud me dio cuerda y me olvidé de donde estaba. (Es la primera señal de adaptación) y estuve salido. No podía tropezar, porque en la montaña –y Barakaldo lo es– si uno tropieza, se despeña. Lo siento.

Compañeros y amigos barkaldeses tuve muchos a lo largo de la vida: Eguizabal, Castillejo, Iñaki Rodríguez, Carlos Tapia, Echániz, Manolo Ramos, Lope Jesús y Manolo Sánchez, Beato, Jesús Guerra, Joaquín García, Antonio Suescun… Ha sido una andadura intensa y de diálogos a distancia. Con algunos de ellos pude dar los pasos adecuados por Bilbao y por el País Vasco en general, al lado de los pequeños o grandes precipicios.

Llegué a puntos donde el terreno se había desplomado o estaba por desplomarse. El paso de la vida, del tiempo, de las circunstancias, barren trozos de sendero, dejando grietas en el medio. No podía proseguir. Tenía que regresar. Pero siempre estuvieron ahí Arias, Hilario, Eguizabal, Arrietas, Aldareguías, Goicoecheas, Haramburus, Goñis, Epeldes, Alberdis, Hernandos, Ingunzas Uskolas, Setienes, Kortadis, Tellecheas, Gorrichos, Elorriagas, Manterolas, Múgicas.

Tenía que regresar una y otra vez. En vano.

Nunca tuve que lamentarlo, mi objetivo era el de moverme por lugares desiertos y poco a poco obtuve mi ración y mi compensación. Sé que Dios existe y ama a todas sus criaturas.

Además, querido don Ramón, el tránsito por esa cornisa de Gipuzkoa, tu tierra, sobre todo, requiere concentración, mirar fijamente el suelo, paso a paso, día a día. Todo esto se parece a cuando alguien procura no hacer ruido, porque el ruido significa que la grava se está deslizando bajo los pies. En la cornisa del Cantábrico hay que dar los pasos adecuados al lado del precipicio. Siempre el precipicio acechando.

Estudiar, escribir, investigar, observar es como ir a la montaña.

Como ir a la montaña.

Yo a la montaña, desde pequeño desde Casbas de Huesca, suelo ir solo.

Solo se nace, solo se muere.

La coincidencia de compañeros, fortuitos u ocasionales, es sospechosa. Es siempre sospechosa.

También en la investigación, también en la enseñanza, también en la comunicación.

Quien se adentra por esos caminos de la montaña tiene que echar sus cuentas con los precipicios. Siempre.

Nuestra pregunta debería ser ésta: esas condiciones, únicas y propias, ¿quién me obliga a hacer el camino?

La respuesta es: nadie. Absolutamente nadie.

Y si tenemos instigadores, del tipo que sean, no suelen facilitar las cosas. La montaña nos basta y nos sobra como móvil. Qué divertido juego de palabras ese de la montaña. La montaña inmóvil por constitución, es nuestro móvil por motivo, por vocación, por estímulo, por forma de vida.

Querido don Ramón, al llegar aquí había pensado hacer una pausa, tomar un café, pero quiero traer nuestra carta esta misma semana en la página web de salesianos.info y hay que seguir.

Por cierto, te quería preguntar:

– ¿Por qué, en Madrid centro, ibas siempre con un capacho?

– Y, ¿cómo lo sabes?

– He visto por ahí alguna foto tuya. Pareces un cashero más de Idiazabal, Azkoitia, Cestona… de compras por la Villa y Corte.

– La costumbre, desde joven, de hacer la compra para todos los de casa me hacía llevar el capacho, por si podía traer algo mejor para comer en Salesianos Atocha; ¿Sabes que vivíamos en la indigencia más absoluta? ¿Sabes que siendo el segundo provincial y segundo director de Atocha no llegábamos a tener SIETE PESETAS de entonces, que nos reclamaba el ayuntamiento cada mes como multa, porque una de las atarjeas de aguas fecales vaciaba en lugar inadecuado? ¿SIETE PESETAS?

¿Sabes que mi antecesor, Ernesto Oberti, –un santazo, no sé a qué esperáis para introducir su causa– vivía en Madrid de los donativos de la cooperadora Mari Paz Sánchez? Tres años duró la criatura como director y provincial de Madrid, para morir en Roma, durante el Capítulo General al que asistía, de un cáncer de páncreas fulminante.

Querido don Ramón, tu Salesianos Atocha sigue adelante, en medio de una sociedad convulsa y muy viva; como tu Salesianos Barakaldo, San Paulino de Nola y, si me apuras, tu Salesianos Vitoria –no la presencia actual– sino la que tú fundaste, hoy engullida, encofrada, en la obra de los jesuitas de Jesús Obrero. Ya hablaremos de eso.

Yo no quiero adoctrinarte a ti, que escribiste Tardes cristianas, un librito de catequesis fundamental, texto oficial en nuestros coles de principios del siglo XX en maristas, marianistas, los Hermanos, La Salle, salesianos… y que encontré en la Biblioteca Nacional de Madrid, sin pastas y sin primeras páginas, con lo que faltaba tu nombre… No te preocupes, ya lo repuse. Suum cuique! A cada uno lo suyo.

Mira Sciascia tiene razón en el ámbito humano, la responsabilidad es individual. Siempre. Tenía ya razón en el ámbito literario, establecido de una vez por todas por Crimen y castigo. O sea.

Se equivoca en el ámbito de la ley y de la palabra. Lo siento. Como parlamentario en una comisión de investigación, se hallaba en el lugar equivocado para sacar sus conclusiones. Oye, elegido en las listas del Partido Radical, creyó en esa clase de compromiso de un escritor. Pues no y no. Así se equivocaba, porque negaba su individualidad, no conciliable con la pertenencia, en su caso, a un partido y a un órgano de Estado. En esa función de investigador público, de historiador funcionario, ya no era escritor, era funcionario. No podía por tanto permitirse la neutralidad.

Querido don Ramón, soy consciente de estar divagando yo también detrás de ciertos temas que me hacen compañía desde hace mucho tiempo. No suelo tener ocasión de hablar de ello, así que ésta es una oportunidad.

¿Cincuenta años quizá?

Cincuenta y cinco.

Como si estuviese solo una noche en la mesa de una taberna de Vitoria-Gasteiz o del Casco Antiguo de Donostia y vaciara mis pensamientos con un monólogo. Abro los ojos y te tengo a ti delante de mí. ¿Qué estoy haciendo? ¿Hablando solo? No, no de la manera en que se emplea este verbo de ordinario.

Le dejo a usted aparte de las consideraciones personales, le descubro aspectos de mi carácter. Pero, ¿a quién puede importarle mi carácter? ¿Perder tiempo escuchando a alguien que se enredó en el siglo XIX o en el XX, que si carlistas, liberales, curas trabucaires, republicanos a la vinagreta, guerras coloniales, guerras cantonales, guerra incivil, posguerra espiada, nacionalcatolicismo expiado, transición agitada?

Querido don Ramón, no se trata de personalidad, no tengo una propia. Tengo una múltiple, la de todos nosotros de una época bullebulle, que desarzonaba a los jinetes de la Escolta mora de sus sillas y a la Escolta Real de las suyas hoy.

Cada uno tiene su propio motivo para ir a la tarea, al curro, a la vida, a la montaña. El mío desde los cinco años que salí de casa para ir con mi abuela a Casbas de Huesca, fue darle la espalda a todo, tomar distancia. Me tuve que echar atrás el mundo entero. Me fui desplazando hacia espacios vacíos y también hacia tiempos vacíos, que tuve que llenar como supe y como pude. He llegado a ver cómo era el mundo sin nosotros, y cómo será después de nosotros. Y, si me permites, cómo fue sin Don Bosco, y cómo será y es después de Don Bosco. Por más que nos empeñemos, será un lugar que no tendrá necesidad de que lo dejen en paz.

Querido don Ramón, aquí arriba en la cima de mis 81 años soy un extraño, sin invitación y sin bienvenida. Ni siquiera la guerra de los Cien Años grabó sus marcas en las montañas europeas. Ni siquiera las tres guerras carlistas en País Vasco, Navarra, El Maestrazgo y la Seu d’Urgell grabó sus marcas en las imponentes montañas de Guipuzkoa de verde afelpado (tan solo un ¡Viva Isabel II! como raspadora en una columna de la parroquia de Oiarzun). Las rocas desgajadas del Jaizkibel por las explosiones rodaron como en cualquier otra época sin dejar firma. Que no dejamos firma.

Querido don Ramón, gracias por leerme. Como no pudiste estar en los actos institucionales de Barakaldo, después de esta carta te envío el discurso de la Directora General de Kristau Eskola. Supongo que te gustará.

Abrazo.

P. S.: Este artículo se lo dedicamos de todo corazón a los salesianos de Barakaldo-San Paulino de Nola y a los salesianos de Cruces, así como a las salesianas de Nuestra Señora de Begoña. Una mención especial a don Manuel de Castro Barco, siempre juvenil e intrépido, y a don David Lahoz, siempre rompedor y pionero. Así mismo, a María Eugenia Iparragirre Bemposta y, al presidente, sacerdote diocesano de Vitoria y director titular del colegio Egibide de Vitoria, Diego Pande Cordero.

Paco de Coro

2022-I-21

ZORIONAK, benetan, eta eskerron, Barakaldoko Salestar familia osoari eta hezkuntza komunitateei. Zehazki: Barakaldoko Salestar Ikastetxeari eta Salesianen Nuestra Señora de Begoña ikastetxeari; eta Gurutzetako Salestar Ikastetxeari. Zuek partaide zareten Kristau Eskola sarearen izenean, besarkada beroena. Eskerrik asko, ere, zuen gonbitearengatik.

125, 80 y 75 años respectivamente van aportando experiencia, historia y sabiduría educativa; mucho más desde una congregación tan netamente educativa, desde su origen, como la vuestra, Salesianas y Salesianos.

Hoy es día, sobre todo, de agradecer a Dios y a la Familia Salesiana, de celebrar como pueblo y como comunidad educativa vuestra presencia y gran aportación en esta margen izquierda de Bilbao, que se ha ido configurando también con vuestro aporte.

Zenbat eta zenbat erlijioso eta erlijiosa, ikasle, irakasle, guraso, langile, herritar… pasa diren zuen geletatik, patioetatik, kaperatik…, zeuen baitan beti edukiaz San Juan Bosco eta Madre Mazzareloren hezkuntza prebentzio-sistema bezala eta ukitu hori: “ez ahaztu, gu haur behartsu eta baztertuentzako gaudela eta garela”. Orduan, modu batera; gaurkoan, oraingo errealitateak agertzen dizkigun behar eta zaurgarritasunei irekita. Eta zuek, hortxe, beti, onena izan eta eman nahian.

Creo que es bonito e importante recordar, pasar por el corazón, nuestros inicios, porque nos pueden resituar y revitalizar, y seguir preguntándonos qué sentido tiene nuestra existencia hoy y aquí. Por eso mismo, permitirme (que algo he investigado y…), hacer memoria de gratitud de D. Ramón Zabalo, quien fue eje de la presencia de los Salesianos, en Barakaldo, pero también en otros lugares de Bizkaia, Araba y en la zona paupérrima del entonces de Madrid, en el extrarradio de Atocha y Villaverde. Y, mira por dónde, un gipuzkoano, nacido en Urnieta, para el ejercicio de humildad de los de Bizkaia. Cierto humor importante, también. Y, D. Ramón, siempre con la misma pasión y objetivo: responder pedagógicamente a las necesidades de los niños y jóvenes más pobres, al estilo de San Juan Bosco, empezando con un oratorio que suponía: un cura, un balón y chicos. Y, desde ahí, catequesis, talleres-oficios, colegios… Lo que podríamos denominar, ofrecer una educación integral desde y con valores, con base cristiana.

Según me comparten, situándolo en su época, hombre bueno, sencillo, auténtico, inquieto, entrañable, buen catequista, pedagogo, sincero, intuitivo, dinámico, entregado, sabio, Salesiano ejemplar (que entró en la congregación con cierta edad)… Claro, eso también generaría discrepancias, momentos de incomprensión, pero siempre adelante con sus arrestos de nada (materialmente) y de todo (pasión), para dar respuesta a lo que se encontraba. Su experiencia familiar también le hizo curtirse en los lindes de la vida, que, a buen seguro, fue la primera escuela para lo que luego pondría en marcha, sin darse cuenta.

D. Ramón puso la primera partida de la aventura salesiana en el entorno de Altos Hornos para atender a los chicos de aquel momento. Luego vino la ampliación a Cruces, con el crecimiento del pueblo, como consecuencia de la emigración. Y, un poco más tarde, esa complementación de la educación de niñas, chicas y jóvenes, de mano de las Salesianas.

Hortik gure gaurkorako asko ikasteko. Zuentzat eta kristau irakaskuntzan murgilduta gaudenontzan; beraz, gure sarearentzat ere eta bereziki: gaurkoari hezkuntzatik zentzunez eta gogoz erantzun, zailtasun eta guzti, erronka berriei aurre eginez, zalantzen artean, baina hezkuntzaren pasioarekin. Ospakizun honek Kristau Eskolaren leloa, asmoa, desioa berritzen eta indartzen digu: oinarrietatik ezagutzara / desde los cimientos a los conocimientos. Entonces y ahora. Eta zuekin batera, guztiok elkarturik eta elkarrekin, pausoz pauso, historiako beste urte berri batzuk egiten eta eraikitzen. Zorionak eta eskerrik asko!!!

María Eugenia Iparragirre Bemposta

Kristau Eskolako Zuzendari Nagusia

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