Trabajo, trabajo, trabajo
En el mes de septiembre del año 1885, Don Bosco tuvo un sueño. Soñó que viajaba hacia Castelnuovo, y por el camino se le acercaba un venerable anciano que le decía: “¡Trabajo, trabajo, trabajo!” (cfr MB 17, 331). Desde entonces, ese lema ha quedado grabado a fuego...