
Sigo con mis dedos manchados de noche, arresto domiciliario y bolígrafo y me apresto a terminar varios articulillos que me den de sí para un librito vivo, o dos, o tres, si bien ya la voz del escritor sólo declama zozobras y heridas. Amigo Javier, aunque sea de pasada, tengo que hablar de la…