El 7 de octubre, la Iglesia celebra a Nuestra Se\u00f1ora del Rosario. La pr\u00e1ctica piadosa de rezar el rosario fue promovida por Don Bosco entre los muchachos que acud\u00edan a su Oratorio. No en vano, en alguna ocasi\u00f3n, el fundador de los Salesianos afirm\u00f3: \u00abSobre la devoci\u00f3n de la Virgen y el rezo del Rosario se basa toda mi obra educativa. Preferir\u00eda renunciar a cualquier otra cosa, antes que al Rosario\u00bb.<\/p>\n
En las ‘Memorias del Oratorio’, Don Bosco recuerda con cari\u00f1o un regalo muy especial de parte del Papa P\u00edo IX:<\/p>\n
\u00abA fines de 1848, los acontecimientos pol\u00edticos obligaron al Santo Padre P\u00edo IX a huir de Roma y refugiarse en Gaeta. Este gran pont\u00edfice hab\u00eda usado muchas veces de benevolencia con nosotros. Al difundirse la voz de que pasaba por estrecheces econ\u00f3micas, se abri\u00f3 en Tur\u00edn una colecta bajo el t\u00edtulo de ‘\u00d3bolo de San Pedro’. Una comisi\u00f3n compuesta por el te\u00f3logo y can\u00f3nigo Francesco Valinotti y el marqu\u00e9s Gustavo Cavour vino al Oratorio. Nuestra cuestaci\u00f3n alcanz\u00f3 los 35 francos. Era poca cosa, que procuramos hacer de alg\u00fan modo grata al Santo Padre mediante una dedicatoria que le gust\u00f3 mucho. Manifest\u00f3 su satisfacci\u00f3n en carta dirigida al cardenal Antonucci, entonces nuncio en Tur\u00edn y ahora arzobispo de Ancona, con el encargo de transmitirnos lo mucho que le hab\u00eda consolado nuestra oferta y todav\u00eda m\u00e1s los pensamientos que la acompa\u00f1aban. Finalmente, con su bendici\u00f3n apost\u00f3lica, nos enviaba un paquete de sesenta docenas de rosarios, que fueron distribuidas solemnemente el 20 de julio de aquel a\u00f1o\u00bb.<\/p>\n