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Soy un catecismo de la parroquia de San Andr\u00e9s de Castelnuovo<\/strong>. De cuaresma a cuaresma permanezco encerrado en un arc\u00f3n de madera junto a varias docenas de peque\u00f1os catecismos hermanos m\u00edos. Mostramos con orgullo nuestro nombre: \u201cCompendio de la Doctrina Cristiana\u201d.<\/p>\n Las manos rudas de varias generaciones de ni\u00f1os campesinos no han conseguido desencuadernarme: mis s\u00f3lidas tapas permanecen unidas a mi lomo. Mis hojas amarillentas son testigo de a\u00f1os ininterrumpidos dando a conocer la doctrina cristiana<\/strong>.<\/p>\n Recuerdo aquella cuaresma de 1827. El p\u00e1rroco, don Jos\u00e9 Sismondo<\/strong>, abri\u00f3 el arc\u00f3n como quien abre un tesoro. Nos distribuy\u00f3. Me toc\u00f3 en suerte un muchacho de pelo rebelde y ojos despiertos. Se llamaba Juan Bosco<\/strong>. Me abri\u00f3 con decisi\u00f3n y su mirada comenz\u00f3 a acariciar las preguntas del texto escritas en negrita. Le\u00eda deprisa. De pronto not\u00e9 que algo no iba bien. Aquel muchacho tan s\u00f3lo le\u00eda las preguntas… Sus ojos saltaban las respuestas. Era urgente hacer algo. De seguir as\u00ed no aprender\u00eda la doctrina. Temblaban mis hojas sin saber qu\u00e9 hacer.<\/p>\n Antes de dar con una soluci\u00f3n, el p\u00e1rroco orden\u00f3 cerrar los catecismos<\/strong> y comenz\u00f3 a tomar la lecci\u00f3n. \u00c9l formulaba una pregunta y cada muchacho deb\u00eda recitar de memoria la respuesta. Le lleg\u00f3 el turno al peque\u00f1o Juan. Tras la pregunta, un breve silencio. Tem\u00ed lo peor. Pero el chico respondi\u00f3 con aplomo y perfecci\u00f3n. Y en mi mente de papel amarillento, surgi\u00f3 una duda: \u00bfC\u00f3mo sab\u00eda la respuesta si tan s\u00f3lo hab\u00eda le\u00eddo las preguntas…?<\/p>\n Varios d\u00edas despu\u00e9s conoc\u00ed a su madre, Mam\u00e1 Margarita<\/strong>… y lo comprend\u00ed todo. De ella hab\u00eda aprendido Juan no s\u00f3lo las respuestas del catecismo, sino tambi\u00e9n a admirarse ante la inmensidad del cielo, a escuchar la voz de la conciencia, a abrir las manos para recrear el milagro de la solidaridad con los pobres que llamaban a la puerta de su humilde casa…<\/p>\n Aquella sencilla mujer era un catecismo vivo con el que yo nunca podr\u00eda compararme.<\/p>\n Nota: Juan Bosco hizo su primera comuni\u00f3n en la Pascua de 1827. Durante la cuaresma asisti\u00f3 a la catequesis en la parroquia de Castelnuovo. Mam\u00e1 Margarita fue la catequista que le inici\u00f3 en la vida cristiana. (M.O. 1\u00aa D\u00e9cada n\u00ba 2).<\/em><\/strong><\/p>\n [\/et_pb_text][et_pb_button _builder_version=\u00bb4.23.1″ _module_preset=\u00bbdefault\u00bb button_text=\u00bbBolet\u00edn Salesiano\u00bb button_url=\u00bbhttps:\/\/salesianos.info\/boletin-salesiano\/\u00bb url_new_window=\u00bbon\u00bb custom_button=\u00bbon\u00bb button_text_size=\u00bb16px\u00bb button_text_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_icon=\u00bb5||divi||400″ button_icon_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_alignment=\u00bbcenter\u00bb hover_enabled=\u00bb0″ sticky_enabled=\u00bb0″][\/et_pb_button][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Soy un catecismo de la parroquia de San Andr\u00e9s de Castelnuovo. De cuaresma a cuaresma permanezco encerrado en un arc\u00f3n de madera junto a varias docenas de peque\u00f1os catecismos hermanos m\u00edos. Mostramos con orgullo nuestro nombre: \u201cCompendio de la Doctrina Cristiana\u201d. 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El p\u00e1rroco, don Jos\u00e9 Sismondo<\/strong>, abri\u00f3 el arc\u00f3n como quien abre un tesoro. Nos distribuy\u00f3. Me toc\u00f3 en suerte un muchacho de pelo rebelde y ojos despiertos. Se llamaba Juan Bosco<\/strong>. Me abri\u00f3 con decisi\u00f3n y su mirada comenz\u00f3 a acariciar las preguntas del texto escritas en negrita. Le\u00eda deprisa. De pronto not\u00e9 que algo no iba bien. Aquel muchacho tan s\u00f3lo le\u00eda las preguntas... Sus ojos saltaban las respuestas. Era urgente hacer algo. De seguir as\u00ed no aprender\u00eda la doctrina. Temblaban mis hojas sin saber qu\u00e9 hacer.<\/p> Antes de dar con una soluci\u00f3n, el p\u00e1rroco orden\u00f3 cerrar los catecismos<\/strong> y comenz\u00f3 a tomar la lecci\u00f3n. \u00c9l formulaba una pregunta y cada muchacho deb\u00eda recitar de memoria la respuesta. Le lleg\u00f3 el turno al peque\u00f1o Juan. Tras la pregunta, un breve silencio. Tem\u00ed lo peor. 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